Económicamente los Hispanos son una mina de oro. Demográficamente, representan el futuro de Estados Unidos. ¿Y políticamente? Como dijeran los clásico, ahí está la cuestión.
Con su lenguaje académico y políticamente correcto, recientemente (en octubre del 2013) el Pew Research Center señaló que “tres cuartas partes de los Latinos no conocen a sus líderes”. En otras palabras, no tienen líderes.
Las causas son muchas y muy complejas. Desde la edad misma de un sector muy amplio de esta comunidad, el modelo de vida típico del migrante de primera generación (trabajo, trabajo y sólo trabajo), hasta los modelos de liderazgo (caciquil) que conocían en sus países de origen. El hecho concreto es que entre los 55 millones de Hispanos que viven en los Estados Unidos y representan el sector más dinámico de la economía nacional (con un valor de compra de $1.5 trillones de dólares anuales), su presencia política es uno de sus mayores puntos débiles.
Y como botón de muestra quizá solamente bastaría citar el caso del periodista Jorge Ramos. Sin contar a músicos, artistas o deportistas, seguramente el conductor principal de Univision es el Hispano más conocido y reconocido en todo el país. Su reciente decisión de confrontar al empresario y precandidato presidencial republicano Donald Trump lo convirtió en una figura aún más famosa.
Por supuesto que para Ramos no debería ser un problema su notoriedad. Pero el hecho mismo que sea un periodista La Figura emblemática de una comunidad no deja de representar un gran desafío para el grupo social que en relativamente poco tiempo representará a una tercera parte del total la población del país.
Mucho más problemático es el enorme peso que tienen las figuras políticas de origen cubano dentro de la clase política Latina. Representando menos del 4 por ciento de todos los hispanos, tienen a los dos grandes precandidatos Hispanos a la Presidencia, los senadores Marco Rubio (Florida) y Ted Cruz (Texas), ambos, por cierto, productos del Tea Party, ese segmento extremista del Partido Republicano que se ha distinguido por sus posiciones anti-migración y rechazó a las minorías.
Apoyado durante décadas por el “lobby cubano de Miami” (sobre todo desde dentro de la misma Univision) fue por mucho tiempo uno de los grupos más poderosos dentro de esta comunidad. Ello a pesar de que tradicionalmente entre dos tercios y tres cuartas partes de los electores Latinos han apoyado a candidatos del Partido Demócrata.
Al interior del Partido Demócrata, por mucho tiempo la presencia de legisladores hispanos fue de más o menos la mitad de legisladores Afroamericanos, a pesar de que ambas comunidades eran de aproximadamente el mismo tamaño.
Por supuesto que sí hay Latinos que participan en la política estadounidense. Antonio Villaraigosa, Bill Richardson, Henry Cisneros, el congresista Luis Gutiérrez, y más. Sin embargo, es claro que hay espacios y necesidades para muchos más.
Con una comunidad cuya edad promedio son los 19 años de edad, sin duda muchos llegarán de manera natural con el tiempo. No es casualidad que hoy hay más hispanos entrando a la Universidad que cualquier otro grupo en este país.
Sin embargo, también es claro que en el terreno político ésta enorme y valiosa comunidad debe abrirse nuevos espacios. Sus opciones no tendrían que necesariamente ser, una súper candidata con un largo historial de pragmatismo extremo en el que los hispanos nunca han sido su prioridad. O mucho menos, por supuesto, dos senadores hispanos con claras posturas anti inmigrantes.