Por Juanita Lara
En el país de superhéroes, se escucha un murmullo: “Y ahora quien podrá defendernos”. Nuestros superhéroes no cuentan con súper poderes que puedan combatir los peligros socio económicos, el racismo y la violencia institucional que enfrentamos como inmigrantes, mujeres, pobres.
De niña fui testigo de la incansable rutina de mis padres, como inmigrantes mexicanos, el labor de proveer por la familia enfrentando retos y barreras como trabajadores agrícolas, el idioma que suele dominarnos, en lugar de nosotros dominar el ingles, y los villanos disfrazados de empleadores, policías y representantes políticos, quienes su simpatía hacia la situación del inmigrante, surge sólo en temporada de elecciones.
Mi país, los Estados Unidos, sufre de una grave desigualdad de equidad cultural, económica y justicia social. Aun tenemos que justificar el valor de las vidas de nuestros hermanos Afro-Americanos, defender al inmigrante Latino de la calumnia política que los acosa, de ser narcotraficantes, ladrones y violadores, esa desigualdad económica donde el 1% de las personas mas ricas de Estados Unidos, son dueños de mas de el 51% de bienes en el país.
México también es mi país y también cuenta con su gato encerrado. Ambos países comparten la oscura historia del narcotráfico, feminicidios, trafico humano y el desprecio al medio ambiente. Vivimos en tiempos oscuros donde hasta los mas notables superhéroes como The Avengers, quizá no sean suficientes para salvarnos de nosotros mismos. La triste realidad es que tanto los superhéroes como los villanos comparten el mismo disfraz.
La visita del Papa Francisco a Estados Unidos creó grandes expectativas tanto en los mas devotos católicos como en los escépticos. En mi casa nunca mantuvimos la rutina de atender misas dominicales pero nunca nos faltó la imagen de la última cena sobre el comedor o cumplir con todos los sacramentos: Bautismo, primera comunión, confirmación. Y reconozco que el mensaje que dio el Papa Francisco me generó mucha curiosidad y me quede pensando … posiblemente podría dialogar con los mas ricos de este país como Bruce Wayne (Bruno Díaz) y convertirse en su superhéroe?
En su discurso histórico a las dos cámaras del congreso estadounidense, donde todos se auto declaran superhéroes, habló extensamente sobre la inmigración, la tentación del capitalismo, el medio ambiente y nos recordó como este gran país fue fundado por inmigrantes. En su discurso al congreso comentó el Papa que la historia de los estadounidenses es muy compleja y que no existe una persona que no sea descendiente de extranjeros.
Afirmó que a pesar de ser el país de los sueños tuvo un comienzo turbulento y violento contra los indígenas norteamericanos y que no podemos juzgar los hechos del pasado pero si podemos aprender de ellos y evitar repetir esos grandes errores.
Que el fenómeno migratorio de hoy tiene una magnitud que sobrepasa el desplazamiento causado en la Segunda Guerra Mundial y sólo la colaboración y solidaridad de los países a nivel mundial pueden enfrentar y solucionar los retos, tomando las decisiones difíciles y necesarias. Sugiere ver a los inmigrantes no como números sino como personas quienes están en la búsqueda de oportunidades para proveer a sus familias de una vida segura, saludable y sana. Para el Papa, la solución es tan sencilla como seguir la regla de oro que consiste en tratar al otro como quisieras que te traten a ti.
En relación al medio ambiente dio un llamado para tomar responsabilidad sobre las actividades que dañan y destruyen el ecosistema poniendo en peligro nuestro futuro en este planeta. Dirigir nuestros pasos para proteger el ambiente, combatir la pobreza y el hambre pero sobre todo, respetar el medio ambiente que nos provee con alimentos, hogar y patria.
Cerró su discurso en el Congreso reiterando su emoción sobre su visita a este país que muchos han atravesado cruzando ríos, montañas y océanos inspirados y motivados a soñar. Parafraseando el himno nacional “… tierra de libertad, hogar de los valientes.” Para mi, este es el país de los superhéroes que combaten los problemas que ellos mismos crean.
Se observa que el Papa Francisco, a diferencia de su predecesores, ha demostrado que no es un conservador anclado a una doctrina religiosa anticuada que niega los cambios y rehúye las novedades. El Papa se ha mostrado progresista y tolerante en cuanto a los temas como el divorcio, las parejas del mismo sexo y ha traído a la religión católica una revolución, contrariando algunos fieles devotos del catolicismo, quienes esperaban palabras de condena al aborto y el regreso a los valores familiares tradicionales sin embargo no hubo nada de eso. En su lugar dio un llamado a la tolerancia, la justicia, el paro a las guerras, a la violencia y sobre todo el cuidado del medio ambiente.
Por mi parte admito que su discurso en el congreso me sorprendió y me causó mas curiosidad acerca de este Papa. Así me lancé a esperar su procesión a través del Central Park. Buscando ver esa reacción y sentir el ambiente que inspira la voz de un mensaje moderno, aunque no siempre realista.
Esa tarde en nuestro camino al parque fuimos interceptados por vendedores ambulantes quienes mostraban diversos productos con la imagen del Papa Francisco y la frase, “El Papa del pueblo.” Camisetas, cachuchas, fotos, imanes, todos a buen preció y claro no faltaba el regateo y las ofertas del dos por uno.
Al acercarnos a la zona de seguridad nos enfrentamos con advertencias de los artículos prohibidos: Armas y productos flamantes, los selfie-sticks, sombrillas, cualquier producto de metal, vidrio, o mochilas grandes.
La audiencia a diferencia de los que se observan en nuestros países latinoamericanos, no fue tan florido con pancartas, ídolos, crucifijos, flores y banderas, mas bien el ambiente era como una espera mas de un personaje de la farándula que un de un líder religioso. Escaso fue el devoto católico que portaba su pancarta o modeló su camiseta con la imagen de Papa.
Las horas se pasaron mayormente en silencio, platicas para pasar el tiempo, saludos y abrazos de reuniones con conocidos, fue una tarde placentera. Pero se acercaba la hora de la procesión y súbitamente el ambiente empezó a cambiar. Se escucharon cantos y porras, ¡Viva el Papa Francisco! La anticipación de su llegada nos emocionaba y personalmente me asombró la felicidad y alegría que mostraba el público en espera de su héroe de la vieja escuela de la moral.
La ola de celulares, cámaras, video cámaras, entre varios otros aparatos electrónicos, recibieron al Papa. Ahora en lugar de pancartas, flores, imágenes religiosas en espera de ser bendecidas las personas se llevaban sus aparatos para captar la imagen y llevarla consigo. Y así pasó escoltado por su armada de guardaespaldas, desplazándose en su papa-móvil y saludando al público, desapareció tan rápido, fue como una aparición, un instante de su presencia. Para muchos fue mas que suficiente, ver en carne viva, quizá no un héroe, pero alguien quien aun cree en la humanidad. Un ser que a pesar de mi cinismo hacia los héroes capitalistas de mi país, representa la voz y estado del pueblo.
El Papa no es un superhéroe, pero si es la voz que habla por el pueblo, el inmigrante, los trabajadores, el medio ambiente, para el bien de todo y todos.
Quizá mi país no necesite un superhéroe mas, sino una voz amplificada y la atención de nuestro gobierno.
Fotos: Juanita Lara