Michel Olguín Lacunza
La investigadora detectó el Tsunami de 1787, además de un previo en 1537. Es importante saber que donde ya ocurrió un evento de este tipo es probable que se repita. Debemos estar preparados
En México, el tsunami más grande identificado en documentos históricos fue en 1787, debido a un temblor de magnitud de 8.6 en la costa de Guerrero y Oaxaca. Actualmente, un reporte de la UNAM comprueba el fenómeno natural con evidencias geológicas, la investigación se publicó en la revista Nature–Scientific Reports.
Al respecto, María Teresa Ramírez, investigadora del Instituto de Geografía y autora de dicho documento, menciona que es importante saber que donde ya ocurrió un evento de este tipo es probable que se repita. “¿Cuándo?, esa es la pregunta, pero debemos estar preparados”.
En el pasado, la costa de Oaxaca, Guerrero y Chiapas han sufrido grandes terremotos y tsunamis, añadió la académica universitaria en entrevista para UNAM Global.
A través de la paleosismología y el estudio de la geología de los tsunamis, la investigadora detectó el tsunami de 1787 y uno previo en 1537. “Lo que encontramos va más allá de lo instrumental que es muy corto (aproximadamente 100 años)”, explicó.
La científica de la UNAM recurrió a documentos originales históricos y encontró a gran detalle narraciones de cómo se inundó la costa a lo largo de Oaxaca y Guerrero.
En sus cálculos geológicos, plantea que el agua entró un kilómetro y medio a tierra, pero en las páginas históricas se narra que el tsunami llegó hasta cinco kilómetros de la costa.
“Con estos antecedentes no debemos asustarnos, pero sí estar preparados”, expresó María Teresa Ramírez. Es importante educar a la población que vive cerca de la costa desde Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero, Oaxaca, hasta Chiapas, para que si surge un terremoto puedan moverse a zonas altas o por lo menos a una construcción con cimientos fuertes que no se caiga por la corriente del mar.
Cómo surgen
Los tsunamis son un fenómeno natural que surgen principalmente por los terremotos, pero también por sismos menores de magnitud 8 como el del pasado 23 de junio.
Cuando dos placas en el fondo del mar convergen y una empuja a la otra se da una fricción y se comprime la energía, después la placa superior se desliza abruptamente, libera energía y esto causa que el mar se eleve y genere el tsunami.
No siempre se retira el mar, en ocasiones sólo aumenta el nivel y llega el fenómeno natural, explicó. La ventaja es que una vez que ocurre el sismo, se puede determinar mediante algoritmos si es posible generar un tsunami.
En México ya existen avances tecnológicos para detectar estos sucesos naturales, pero falta colocar señales en zonas propensas a tsunamis además de educar a las personas para que en caso de una alerta se muevan rápidamente a zonas seguras, concluyó.