El huso horario donde habita Antonino Marcianò (Roma, 1979) se encuentra en algún lugar entre Europa y Asia. Hace casi seis años que este físico italiano se mudó a Shanghái, donde investiga en física teórica y da clases en la Universidad de Fudan.
El físico habló después de el segundo encuentro sobre ciencia que organiza el Instituto Italiano de Cultura, señaló que, aunque la financiación pública es más que trágica, el principal problema de la ciencia es que no hay un reconocimiento público de lo que hacen los investigadores.
En algunos países, cuando dices ser investigador te responden: “ah, entonces no trabajas”, como si estuvieras perdiendo el tiempo. En cambio, en países tecnológicamente más avanzados hay un conocimiento muy profundo de la importancia de la ciencia, su rol en la sociedad y el poder geopolítico que tiene.
Como en el caso de China donde planearon por avanzado 20 años de investigación y tuvieron un boom muy rápido. Marcianò, comentó: Ya llevo casi seis años viviendo en China y allí he vivido cosas increíbles. Cuando alguien te pregunta a qué te dedicas y respondes que eres físico, te dicen: “¡Guau! Maravilloso, qué fascinante, cuéntame más sobre ello“.
Además, en estos países la comunidad científica, no se ve afectada por la incertidumbre total sobre su futuro. Para obtener un proyecto, requieres solicitar financiación, pedir becas para sobrevivir, y te olvidas de la parte más importante: investigar. La burocracia te hace olvidar la parte más relevante de tu carrera.
Depende del sector. La investigación es opaca sobre todo en el desarrollo de nuevas tecnologías con muchas aplicaciones. Pero este tipo de proyectos son muy secretos en cualquier país.
El investigador también habló de la importancia de la ciencia básica y aplicada. “La investigación teórica intenta entender el mundo con datos. En cuanto uno entiende el mundo puede que tenga una aplicación. La física teórica buena debe tener una conexión profunda con los experimentos, porque estos necesitan teoría para tener un marco mental en el que reflexionar sobre cómo procesar los datos, incluso cómo hacer un experimento y en qué fijarse“.
Esta interacción entre lo teórico y lo experimental es muy importante. Hay aplicaciones macroscópicas de la mecánica cuántica. En Shangái puedes coger el Maglev (el tren de levitación magnética), que viaja a 460 kilómetros por hora gracias a la superconductividad, que es mecánica cuántica.
“Tenemos que salir del viejo paradigma que está contaminando la investigación científica, no todo puede ser ‘publica o perece’. Esto ha afectado cada vez más a la actitud de la gente en los últimos años. Ahora nos encontramos en una buena posición para intentar devolver la ciencia a un terreno más humano“.