Fernando Guzmán Aguilar / David Novoa
Por ahora no hay manera de detener el “tsunami” del envejecimiento. Hay, sin embargo, unos fármacos que, sin ser “productos milagro”, eventualmente podrían hacer realidad una maravilla: llegar a los 80 años con órganos y sistemas funcionales, lo cual nos permitiría ser productivos e independientes.
José de Jesús Rivera Sánchez, médico internista y geriatra adscrito al servicio de geriatría del Hospital General de México, con doctorado en Ciencias de la Salud por la UNAM, así como académico de la Facultad de Medicina, apunta detalles sobre los fármacos senolíticos y las células senescentes involucradas en el envejecimiento patológico global.
Células senescentes y Star Wars
Las células senescentes son como los clones de Star Wars. Cada una tiene el uniforme ligeramente distinto, pero todas son como clones. Ese cambio de color o de rayitas “hace característica la función”. Y eso es lo que determina que una célula tenga el fenotipo secretor senescente.
El declive funcional del organismo aparentemente está determinado de manera importante por células que tienen esta variante fenotípica. Son las que van a orquestar una inflamación crónica.
Las células senescentes, descubiertas en 2015 en la fibrosis pulmonar y el cáncer, tienen un rol muy importante en el desarrollo del deterioro funcional multiorgánico en las personas.
Son las responsables de iniciar o mantener la cascada proinflamatoria que lleva a la lesión de diversos órganos y sistemas y a la disminución de su función. “Es lo que llamamos envejecimiento”.
Se encuentran modificadas en todo el organismo. Por ejemplo, en el cerebro se llaman microglía; en el hígado, células de Kupffer; a nivel pulmonar, macrófagos alveolares. Tienen características específicas de acuerdo con el ambiente donde se desempeñan.
En la piel, expuesta a la radiación solar desde que nacemos, las células senescentes evitan que el proceso de reparación (síntesis proteica) sea eficiente: aumentan la tasa de daño por rayos ultravioleta y la piel se adelgaza y envejece. En el caso del corazón, causan la pérdida de la función contráctil.
Senolíticos por serendipia
Los senolíticos son “un producto de la casualidad afortunada” en el manejo de enfermedades crónicas como la fibrosis pulmonar.
Estos fármacos han permitido identificar un proceso específico del envejecimiento relacionado con las células senescentes.
Su función es matar de manera selectiva a las células senescentes. Activan un sistema de autodestrucción y éstas se mueren, lo cual retarda el proceso de envejecimiento mediado por una de las principales vías de señalización que permiten que una célula siga viva.
Su acción permitiría que no existiera el declive funcional relacionado principalmente por la vía de las proteínas BCL2 y BCLX.
Senolíticos contra la fibrosis
Los senolíticos se han probado en modelos murinos de cáncer para “la modulación de células neoplásicas”. El tratamiento que se propone debe ser intermitente: “dar una dosis y retroceder, y una dosis y retroceder”, porque se está modificando la vía apoptótica y se podrían desencadenar otros fenómenos a nivel genético.
En el tratamiento actual de las fibrosis pulmonar y hepática, los senolíticos han dado “buenos resultados”. Facilitan la apoptosis de células dañadas.
Los senolíticos que actualmente se están probando son principalmente cuatro:
- El dasatinib
- El quercetin
- El fisetin
- El navitoclax
“Queda pendiente el modelo traslacional de los senolíticos a las células humanas y de ahí al tratamiento del proceso de envejecimiento”.
Viejo con órganos funcionales
Al inducir selectivamente la muerte de las células del fenotipo secretor envejecidas, la promesa de los fármacos senolíticos es el retardo del envejecimiento patológico, del envejecimiento con limitación funcional.
Sería un envejecimiento con órganos y sistemas más resilientes, más preservados. El resultado final sería una funcionalidad conservada.
Llegar a viejo con órganos funcionales detonaría “muchas cosas buenas”, entre ellas la disminución de la demanda, y por ende los costos, de la atención hospitalaria que requiere el envejecimiento global patológico
Por una longevidad funcional
—¿Los senolíticos podrían incrementar la longevidad?
La longevidad funcional sí, la longevidad total no. Evolucionistas y biólogos del envejecimiento consideran que tenemos un límite biológico de 120 años. Ahorita no hay manera de detener el “tsunami” del envejecimiento. Otro problema es que actualmente el 70 por ciento de la población de más de 70 años llega a esa edad con envejecimiento patológico.
La promesa de los senolíticos es que el 80 por ciento de más de 70 años viva sin una patología evidente o limitación orgánica funcional. Eso te permitiría ser funcional y no estar dependiendo de medicamentos y de atención médica.
Sería algo fabuloso. No necesariamente dejar de envejecer, sino que la media de tu población llegue a los 84 años de edad siendo funcional. Podrías todavía trabajar y mantener a tu familia. Vivir a esa edad se vuelve atractivo.
El adulto mayor con alta dependencia cuesta mucho en su cuidado médico, familiar y social. Genera una gran presión económica y por eso hay mucho maltrato y abandono. Pero, si al final tú lograras un envejecimiento funcional, la presión disminuiría mucho. Ésa —en lugar de no envejecer— es la promesa más atractiva, puntualiza Rivera Sánchez.