Su juventud definirá el balance político nacional de la siguiente generación, y quizá de la siguiente elección. Sus familias son la nueva clase media estadounidense. Solamente los necios se niegan a reconocer la creciente importancia de los Latinos tienen ya para los Estados Unidos.
Para comenzar, somos muchos. Somos 55 millones de personas que compartimos una lengua, profundas raíces culturales y, sobre todos, los grandes retos de integración al estilo siglo XXI.
Después viene el tema del dinero. Derivado de la demografía, vienen los rasgos comunes de comunidades significativamente más jóvenes que el promedio nacional, con un poder de compra anual de $1.5 trillones de dólares que va en camino directo a convertirse en el modelo típico de la clase media estadounidense.
En las escuelas, en diversas industrias, en ambas costas del territorio, los Latinos representan hoy uno de los mejores espejos para reflejar la realidad de lo que hoy son los Estados Unidos de América.
En el Mes de la Hispanidad, –y a pesar de la encendida retórica del Señor Donald Trump y sus clones–, la presencia de la población Latina es más relevante que nunca para entender el gran potencial y los grandes retos de este país.
En una nación de 320 millones de habitantes, por supuesto que 55 millones de Latinos no representan a la totalidad de la población. Incluso tampoco considerando la tendencia actual del crecimiento demográfico de esta nación, que los llevará a ser una tercera parte del total de sus habitantes en las próximas tres décadas.
Pero de cualquier modo, parece indiscutible reconocer que son uno de los segmentos más importantes de este país. Con muchas diferencias entre sí –desde los acentos, sabores y ritmos hasta algunas otras más profundas–, los grandes rasgos que tienen en común las diversas comunidades Latinas son suficientes para constituir una gran identidad colectiva que ha venido a enriquecer el propio rostro de este país.
Debido un poco a que la migración es un rasgo común e importante para casi todas las familias Latinas, y un mucho a consecuencia de la ignorancia de buena parte de la clase política nacional, el hecho es hoy en día está de moda la imagen de los hispanos con que personajes como Mr.Trump se subieron al escenario del circo electoral. Según ella, Latino es sinónimo de mexicano, y para colmo “violador”.
Además de las profundas implicaciones en el campo de la discriminación e incluso el racismo que acompañan la retórica extremista, uno de los principales problemas de la misma es el enorme abismo respecto a la realidad.
Para empezar, desde hace casi una década el crecimiento hispano tiene muy poco que ver, o casi nada, con lo que ocurre en la frontera suroeste. La inmensa mayoría de los Latinos llegan por la sala de maternidad de los hospitales de todas las ciudades. En otras palabras, los Latinos son estadounidenses por nacimiento.
Si bien los términos Latino e inmigrante no son sinónimos, y de hecho casi dos tercios de los Latinos nacieron en este país, en términos prácticos es bastante preciso asegurar que la última gran ola migratoria de finales del siglo pasado llegó mayoritariamente del sur, tiene un color de piel más pigmentado y trajo entre sus generalmente escasas pertenencias materiales una enorme riqueza cultural, tradiciones y valores que sin duda definirán la identidad Americana del comienzo del nuevo milenio.
De acuerdo a los estimados del Censo para el 2050 vivirán en el país unos 133 millones de latinos, prácticamente una tercera parte de la población total.
Un 84 por ciento de los nuevos Americanos, esto es, del crecimiento de la población durante la década pasada, fueron inmigrantes o hijos de inmigrantes.
De las poco más de 200 millones de personas que a nivel mundial radican fuera del país en que nacieron, una quinta parte viven aquí. Dos terceras partes de ellos vienen de algún lugar al sur de este mismo continentes, sobre todo México. Ciertamente es mucha gente –son un 13 por ciento de la población, pero la proporción es significativamente menor que en máximo histórico, entre 1860 y 1920.
Latinos y Migración
Hoy radican en Estados Unidos cerca de 40 millones de personas nacidas fuera de este país y aunque en los últimos años el principal punto de origen de los recién llegados es Asia, cerca de tres cuartas partes del total llegó desde algún país de América Latina.
De ese gran total de inmigrantes, alrededor de una cuarta parte no cuenta con sus documentos migratorios, un tema muy importante para las 10.7 millones de familias hispanas, sobre todo por los lazos familiares y soporte económico de los indocumentados en muchas de ellas.
Sabores, ritmos y votos
El melting pot Latino tiene claramente su ingrediente principal en la migración mexicana. Casi dos terceras partes de los hispanos tienen sus raíces en el país vecino del sur (por no hablar de que cerca de un tercio estadounidense fue alguna vez parte de México). Incluye, por supuesto, la gran cantidad de sabores, ritmos y condimentos de la migración caribeña y centroamericana. Y, claro, las otras migraciones de Sudamérica y, más recientemente la llegada de un número importante de españoles que dejan atrás esa especie de escisión económica de su país respecto al resto de Europa.
Quizá con la excepción de la migración originaria de Cuba, la gran mayoría de los Latinos (en promedio tres cuartas partes del total), suelen identificarse políticamente con los candidatos del Partido Demócrata. Salvo en casos especiales como Ronald Reagan y George W. Bush (quienes lograron obtener poco más de un tercio del voto Latino), es casi una tradición que los Latinos se alineen políticamente a “la izquierda” del espectro político de este su país.
Ante el enorme crecimiento del voto Latino —durante las próximas dos décadas crecerá en cerca de un 200 por ciento el número de potenciales votantes hispanos–, y en consideración al endurecimiento de las posiciones anti hispanas en el bando Republicano, parece difícil que esta tendencia histórica se altere demasiado.
Latinos, como negocio
En un hogar latino típico, los hijos son nacidos aquí, los padres inmigrantes (quizá alguno de ellos sin papeles). En arriba de un 80 por ciento de los casos en casa se habla español (es el idioma en el que más confían).
Se trata de familias con un ingreso anual menor que el promedio nacional, lo cual se explica parcialmente por sus menores grados de escolaridad, pero sobre todo por su juventud.
La edad promedio de los Latinos es de cerca de 15 años menor que la media nacional (27 vs 42). Y en el caso de los Latinos nacidos en Estados Unidos (18 en promedio) la diferencia es mucho mayor.
Por ello, por su peso específico como primera minoría a nivel nacional, su enorme presencia es las regiones más prosperas del país (en California son ya incluso la minoría más grande, por arriba de la población blanca). No resulta demasiado aventurado sostener que los Latinos se perfilan claramente como la nueva clase media estadounidense.
Como dijera hace algunos pocos años un Presidente de Bank of America en una reunión con la comunidad mexicana de Chicago: El futuro de America será determinado por el futuro de sus inmigrantes.
No hay peor ciego…
En el (mal) llamado Mainstream Americano, por muchos años paso desapercibida la gran importancia del mercado Latino. Ilusionados por la conquista de China frecuentemente se ignoró la enorme presencia del mercado interno.
Invisibles solo para quienes no quieren verlos, los Latinos pesan cada día más en este país. El hecho es que los latinos tienen la más alta tasa de participación en la fuerza laboral ( casi el 67 %) de cualquier grupo demográfico estadounidense. Siendo poco más de un 13 por ciento de la población representan más del 16 por ciento de sus trabajadores.
Hoy en día los latinos son visibles en todas partes, pero sobre todo en la escuela – el latino nacido aquí tiene una edad promedio de 18 años de edad–, y en el trabajo.
Del peso de los Latinos en la agroindustria, basta quizá con un dato: un 71% de los trabajadores agrícolas son inmigrantes. Lo mismo ocurre con prácticamente toda la industria de las carnicerías (meat packing). Y de la presencia de los latinos en las cocinas de todos los restaurantes en, por lo menos todas las grandes ciudades.
Por supuesto que el caso de la industria de la construcción no es muy distinto. No solamente por el enorme peso específico de la mano de obra latina en dicho sector de la economía, sino también por la creciente importancia de los latinos como grandes compradores de casas y departamentos.
Siendo alrededor del 13% de la población de EE.UU. los inmigrantes latinos y sus familias representaron el 39 % del crecimiento neto de los propietarios de viviendas entre 2000 y 2010 (en California, la tasa fue del 82 %, en Nueva York el 65% y en ciudades como Chicago casi el 100 % ) . A ese paso, en pocos años alcanzarán el 72 por ciento de índice de propiedad de la población blanca.
También de acuerdo con un excelente ejercicio de recopilación de datos de American Society y el Consejo de las Americas de Nueva York, en las últimas dos décadas , los inmigrantes representaron el 30 por ciento del crecimiento en la creación de pequeñas empresas.
Los inmigrantes fundaron el 18 por ciento de 2010 compañías de Fortune 500 , la creación de puestos de trabajo para 3,6 millones de personas . Cuando se incluyen los inmigrantes y sus hijos , el número de compañías Fortune 500 con raíces inmigrantes salta al 40 por ciento , que emplean a más de 10 millones de personas.
Pequeñas empresas propiedad de inmigrantes emplearon aproximadamente 4,7 millones de personas y generaron un estimado de $ 776 mil millones en ingresos durante 2007.
Según el Selig Center de la Universidad de Georgia, el poder de compra de los Latinos superará los $ 1.5 trillones este año. Son, con mucho, el segmento de la sociedad que más crece, en gente, pero también en riqueza.
Negocio redondo
La razón de fondo por la cual el mercado Latino vale más que una mina de oro radica en la juventud y determinación de triunfo de su gente. Con un promedio de edad de 27.7 años (casi 10 menos que el promedio nacional), los Latinos son el grupo social donde más gente trabaja (67%). Dueños de 3.5 millones de negocios que generan ingresos anuales por unos $400 mil millones (billions) son también en este tema el grupo que más crecimiento ha tenido en lo que va del nuevo siglo.
Y la dinámica difícilmente cambiará en las próximas décadas, pues 65 por ciento de los hispanos pertenecen a la llamada Generación del Milenio (hoy tienen entre 22 y 35 años de edad). Incluso, una cuarta parte de la población total del país de 17 años o menos, son muchachos Latinos.
Por su tamaño, la comunidad latina en Estados Unidos es la segunda comunidad hispano parlante en el mundo (solamente debajo de México). A pesar de que la llegada de inmigrantes latinoamericanos se ha reducido dramáticamente, a finales de esta década , habrá 66 millones de latinos viviendo en los EE.UU.
Hay más latinos en los Estados Unidos que canadienses en Canadá o españoles en España . El mercado hispano de Estados Unidos es la cuarta mayor “economía de América Latina “, después de Brasil, México y obviamente Estados Unidos. En un futuro próximo , el mercado hispano de Estados Unidos sería la economía 11 más grande en el mundo , sólo por debajo de Francia, Italia y México , y por encima de Corea del Sur, España e Indonesia. Y hoy, con los $ 20,400 dólares per cápita , el poder adquisitivo de los latinos ya supera el ingreso per cápita de los cuatro países BRIC – Brasil , Rusia , India y China.
De hecho, de acuerdo con IHS Global Insight – 2011 Monitor de Mercado Hispano la Renta disponible del Latino se triplicará en un período de 15 años ( +173 % 2005 – 2020 ), que es más del doble de la tasa de crecimiento no hispanos en el mismo período ( 82 % )
Y si hoy ya son relevantes, lo que viene es todavía más impresionante. Desde hoy y durante los próximos 20 años:
Cada año 1.1 millón de Latinos llega a la mayoría de edad. Esto es, cada semana 21,000 latinos tendrán en edad de votar.
Los políticos pueden ver los 1,1 millones de nuevos votantes al año, pero los dueños de negocios ver 1.1 millones de nuevos trabajadores con una fuerte ética de trabajo.
Así, la hora latina llegó para los Estados Unidos. Por supuesto que es mucho lo que falta. Los desafios en algunos campos son enormes. Vencer los prejuicios e inercias no será fácil, pero los hechos hablan por sí mismos: Estados Unidos enfrenta el gran reto de lograr la mejor integración posible para sus nuevos Americanos.