Un evento de semejante magnitud no podía pasar desapercibido para el cine y Hollywood
Imaginen que un día despiertan y el precio de su casa cayó más del 30%, los intereses de su hipoteca se han disparado y es posible que su empresa, ante la crisis, decida tomar medidas drásticas para enfrentarla. Eso fue precisamente lo que experimentaron millones de personas en Estados Unidos (y alrededor del mundo) durante el 2008, cuando una de las crisis financieras más fuertes de la historia golpeó territorio norteamericano.
El gobierno de Estados Unidos gastó millones de dólares buscando estabilizar su economía, con resultados mixtos hasta el momento. Un evento de semejante magnitud no podía pasar desapercibido para el cine y Hollywood, bastaron un par
de años para que la vena revisionista de la producción cinematográfica se diera a la tarea de abordar lo sucedido en el 2008.
Las primeras reflexiones en proyectarse en pantalla llegaron cortesía del género documental, incluso una de ellas recibió durante el 2010 el Oscar: Inside Job (2010) y Capitalism: A Love Story (2009), del siempre polémico Michael Moore (Fahrenheit 9/11, Masacre en Columbine).
El primero, dirigido por Charles Ferguson, aborda de manera bastante didáctica el tema, enmarcando la crisis como un error interno (como el nombre de la cinta lo indica) que las autoridades dejaron pasar gracias a leyes permisivas. Ferguson cobró notoriedad porque en su discurso de aceptación del Oscar acusó al sistema de permitir que los causantes de crash no recibieron penas de prisión y se encuentran libres para repetir los mismos “errores”.
Moore, por su parte, utiliza la crisis del 2008 para pintar un amplio fresco sobre la manera en que el capitalismo nos trata. La cinta recurre al humor característico del realizador y simplifica el tema, aspectos que la crítica especializada recibió con frialdad a tan sólo un año de la sacudida financiera. Incluso, algunos expertos acusaron a Moore de no saber cómo funciona la economía norteamericana realmente.
El documental que más ruido ha hecho sobre el tema en los últimos años fue The Queen of Versailles, que formó parte de la programación de Ambulante: Gira de documentales en nuestro país. Aquí el foco no está puesto de manera directa en la crisis del mercado, sino en una familia que tenía planeado construir una réplica del famoso Palacio de Versalles como su hogar. La recesión los obliga a detener las obras y pone en peligro el suntuoso estilo de vida que disfrutan, posible gracias a que durante años los retratados hicieron dinero especulando en el mercado de hipotecas, uno de los principales causantes de la crisis.
En el plano de la ficción, los ejemplos han sido más variados. Tal vez el más exitoso de los proyectos sea La gran apuesta(The Big Short, 2015), sobre un grupo de asesores financieros que vio el colapso financiero a lo lejos y optó por apostar a la especulación inmobiliaria para su provecho personal, ganando cientos de millones de dólares en el proceso. Recibió 5 nominaciones al Oscar y se llevó el premio a Mejor Guión Adaptado a casa. Una buena porción de la prensa especializada criticó que el largometraje mostraba a sus protagonistas de manera idílica, casi sin consecuencias, de sus actos… justo como en la vida real.
Oliver Stone creyó que el ambiente era propicio para revivir a uno de sus personajes más queridos, Gordon Gekko, el ambicioso corredor de bolsa que Michael Douglas interpretó en Wall Street (1987). Aunque la película tuvo cierto éxito en taquilla (recaudó casi 130 millones de dólares alrededor del mundo) y que Douglas repitió su papel, la cinta se perdió rápido en el inconsciente del público.
Por su parte, Margin Call (2011), del joven J.C. Chandor, convirtió a la crisis y sus instituciones de crédito en el paisaje perfecto para edificar un thriller. Aquí un grupo de asesores debe encontrar la manera de proteger a su cliente ante la crisis que se avecina. La película tuvo una buena recepción crítica, sin embargo no logró conquistar al público en su corta corrida comercial.