Rusia anunció el mes pasado acerca de la decisión de expulsar a diplomáticos estadounidenses y que se dió la órden de cerrar el consulado estadounidense en San Petersburgo, en respuesta por la decisión de la administración Trump de expulsar a 60 diplomáticos rusos, uniéndose a la reacción de más de veinte países que decidieron sacar de sus territorios a más de 100 espías y diplomáticos, a consecuencia del presunto envenenamiento de un ex agente ruso y su hija en territorio británico.
La decisión de la administración Trump, apoyando a los países europeos que tomaron la misma medida en contra de estos representantes del gobierno ruso, tomó por sorpresa a los estadounidenses, quienes se enteraron unos días antes de la llamada que hiciera su presidente a Vladimir Putin, el primer mandatario ruso, por su triunfo en las elecciones de su país, reelección que lo mantendrá seis años más en el poder, en el cuarto periodo de su mandato.
La primera ministra británica Theresa May calificó el hecho coordinado por casi dos docenas de países como la “mayor expulsión colectiva de oficiales de inteligencia rusos en la historia”.
Doce diplomáticos rusos en las Naciones Unidas en Nueva York y 48 en la Embajada de Rusia en Washington enfrentan expulsión y deben abandonar el país en siete días. Estados Unidos también ordenó además, el cierre del consulado ruso en Seattle.
En directa represalia Rusia cerrará el consulado estadounidense en San Petersburgo y obligará a salir a los empleados consulares en respuesta a la expulsión coordinada el lunes de diplomáticos rusos de los Estados Unidos y de varios países.
El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, informó que el embajador estadounidense en su país, Jon Huntsman deberá comparecer en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en donde se le explicará claramente que estas medidas son una represalia contra Estados Unidos, por su decisión de obligar a salir a los representantes rusos, y que se expulsará a una cantidad de diplomáticos similar a la que afectó la Unión Americana con su decisión, los consulados estadounidensea en Ekaterimburgo y Vladivostok seguiran operando normalmete.
A través de un comunicado, la Casa Blanca defendió su decisión y especificó que el ataque al ex espía y a su hija en Gran Bretaña en marzo pasado fue el último de Rusia en su “patrón actual de actividades desestabilizadoras en todo el mundo”, y agregó que “con estos pasos, Estados Unidos y nuestros aliados y socios dejan claro a Rusia que sus acciones tienen consecuencias”
