Fue durante la primavera del muy lejano 1995 cuando abrí mi primera cuenta de internet, fue con Compuserve en un tibio intento de entrar al nuevo mundo sin dejarme llevar por America Online, la gran ola que dominaba la World-Wide-Web, , pues par entonces más de la mitad de los habitantes del universo digital en todo el mundo usaban dicha plataforma.
Recuerdo perfecto el sonido de conexión vía modem. También las múltiples discusiones sobre la verdadera relevancia de esa nueva ventana. “¿Y para qué sirve eso? ¿Información?, para qué, si aquí tengo la Enciclopedia Británica”, decía un veterano periodista en la enorme oficina de Los Angeles Times en la calle K, en Washington, D.C.
Poco tiempo después, America Online se fusionó con Time-Warner, el merge que abriría la puerta al Futuro. Los mercados enloquecieron a la espera de la T-1, la conexión de banda ancha que lo transformaría todo. Nexus, Mosaic, Netscape y luego MySpace se alzaban como los grandes gladiadores de la nueva economía.
Un cuarto de siglo después, el valor de mercado de la Big Tech supera los 9.2 millones de millones de dólares (Apple, 2.44; Microsoft, 2.14; Amazon, 1.82, Alphabet, 1.78 y Facebook, 1.03). En otras palabras, esas cinco compañías representan algo así como una octava parte del Producto Interno Bruto de todo el planeta.
Salvo la empresa de Bill Gates –que entonces ya era enorme–, las otras gigantes eran casi nada. Entre todas cambiaron el mundo. La economía global es digital. Sus historias son ya legendarias, aunque la pregunta central debe ser: ¿Y ahora qué sigue?
Como dijera un clásico, “en un tema como este, cualquiera que pretenda tener todas las respuestas seguramente no merece ser escuchado”. Y sin embargo, he aquí tres humildes hipótesis:
- La Social Media ha perdido su legitimidad. El cambio toca a sus puertas. La integración al equipo anti-monopolios de la Casa Blanca de tres críticos abiertos de las reglas que han permitido a las 5 Gigantes tal acumulación de poder.
Los nombramientos de Lina Khan, como cabeza de la Federal Trade Commission, Jonathan Kanter, como director de Anti-monopolios en el Departamento de Justicia y Tim Wu, como asesor especial del presidente en el Consejo Nacional de Economía, son ya una fuerza formidable contra Facebook y Google, los dos gigantes que apenas hace unos años se presentaban como salvadores de la humanidad. Se trata de Godzilla vs King Kong, en la vida realidad.
Desde la academia y distintas plataformas políticas, los tres expertos cuentan con amplias credenciales como críticos de las prácticas de negocio de Mark Zuckerberg y los otros titanes de la economía digital. De hecho el propio Wu se ha aliado con Chris Hughes, quien paso de ser uno de los primeros inversionistas y asesor personal del creador de Facebook –“¿crees de verdad en tu proyecto? ¿tanto como para negarte a venderlo por 1,000 millones?” le dijo a Zuckerberg cuando Yahoo intentó comprarle su empresa hace más de una década—y hoy es uno de sus más severos críticos.
Como ya ocurrió a partir de los años 70´s con la legendaria MaBell (la empresa telefónica que controló esa industria por casi un siglo), es claro que en estos años los titanes de Silicon Valley enfrentarán enormes desafíos legales.
- Los dos internet. El asenso de Huawei, con más de 3 mil millones de clientes en 177 países, y los intentos desde la Casa Blanca para frenarlo, perfilan una clara división del universo digital en a manos dos grandes mitades. El mismo hecho de que China –la economía nacional y el mercado consumidor más grande de mundo–, siga siendo territorio casi cerrado para las grandes empresas occidentales, apuntan en esa dirección.
Paradójicamente, el mejor argumento de la Big Tech para intentar defender sus intereses oligopólicos se encuentra en presentarse como la última barrera ante la invasión roja que viene del oriente.
III. El cambio no ha concluido. Así como hace una generación, los grandes ganadores de hoy eran jugadores insignificantes o inexistentes, la velocidad del cambio tecnológico es tal que nadie podría asegurar que empresas como Facebook, Twitter, e incluso Google, tengan asegurado su asiento en la gran mesa del poder global.
Las nuevas herramientas, el uso generalizado de la inteligencia artificial en diversas industrias, la instalación de Virtual Reality, Augmented Reality en el mundo mediático, el propio aterrizaje del internet de las cosas en nuestra vida cotidiana y las que se asoman –como la ingeniería y medicina genética–, dejan suficientemente claro que en el horizonte nos esperan todavía más sorpresas.
