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La igualdad de género y sueño

Por lo regular, desde que nacen los hijos las madres no vuelven a dormir una noche completa o profundamente, dado que siempre están alerta del bienestar de sus pequeños, desde que tienen que alimentarlos y cambiarles los pañales a media noche, hasta que se van al College o a la Universidad.

 

Es una realidad y hasta un lugar común decir que las madres, generalmente, duermen menos que los padres, quienes cuando pegan la cabeza en la almohada dicen caer casi casi en trance hipnótico y no escuchar las llamadas o llantos de sus hijos a media noche. Al menos esa es la razón más común que argumentan para no interrumpir su sueño.

Por lo regular, desde que nacen los hijos las madres no vuelven a dormir una noche completa o profundamente, dado que siempre están alerta del bienestar de sus pequeños, desde que tienen que alimentarlos y cambiarles los pañales a media noche, hasta que se van al College o a la Universidad.

A diferencia de las madres, que crean un lazo afectivo desde que sus hijos se están formando en sus cuerpos, y para ella son ya una persona a quien le hablan y platican desde que están en el vientre, por lo general los padres inician una relación con el bebé hasta que nace, y pueden crear lazos sentimentales muy fuertes con ellos, pero nunca tanto como las mujeres, que son capaces, instintivamente, de renunciar a su sueño,y a muchas otras cosas más por ellos.

El bebé, desde que se concibe, se vuelve, en la mayoría de los casos, la prioridad en la vida de una mujer. Y es casi instintivo que aún dormidas, las madres sean capaces de escuchar un cambio en el ritmo de la respiración de sus hijos, aunque éstos estén durmiendo en otra habitación.

Desde luego existen las debidas y maravillosas exepciones de padres que se levantan a darles el biberón y hasta cambian pañales, pero por lo general, se asume que esa es tarea de la madre, sobre todo si está alimentando con leche materna al bebé.

 

Existen numerosos estudios acerca de las diferencias de los patrones de sueño entre hombres y mujeres, la mayoría demuestra que en el caso de las madres las horas de sueño    son insuficientes para tener un descanso real, y que sus cerebros se recuperen totalmente para poder funcionar con normalidad.

 

Un estudio publicado recientemente encontró que en países en donde hay mayor igualdad de género, la calidad y cantidad de sueño en las parejas es mejor.

 

De acuerdo a esta investigación en la que participaron más de 14.000 personas en  varios países europeos, ambos sexos se benefician que un mejor sueño en lugares en  donde los hombres toman un rol mucho más activo en el cuidado de los hijos, tanto de noche como de día.

 

Lo mismo está pasando en Estados Unidos y en México, las investigaciones en materia de sueño -que están proliferando cada vez más, así como la noción de que éste es muy necesario para la salud de las personas-lo demuestran. Los estudios confirman que es mucho más fructífera y duradera una relación en la que ambos padres se hacen responsables del cuidado de los hijos, no sólo en el día sino también en la noche y no es sólo la mujer la que tiene que privarse del sueño, con los estragos que ésto le causa a su organismo.

 

El National Center for Health Statistics realizó un estudio que encontró que en general un tercio de los adultos no duermen más de las siete horas diarias cuando la recomendación es un mínimo de ocho, los datos arrojados por la investigación indican que las madres solteras son las que más sufren la falta de sueño, dado que el 40% de ellas duerme menos de siete horas, comparado con el 31% de mujeres que viven en pareja.

 

En una época en que la lucha de géneros quedó atras y la palabra clave es negociar, la igualdad de género también pasa por la salud y por ende en la posibilidad de tener un sueño reparador.

 

 

 

 

 

 

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