Si aunque sea por un momento dejamos a un lado nuestras pantallas, si somos capaces de abstraernos del ruido informativo de las grandes batallas electorales que nos esperan en el otoño, si logramos no caer en la vorágine noticiosa del terror, lass crisis y la crispación… si todo eso, a lo mejor podemos asomarnos por la ventana y descubrir el encanto del inicio de un nuevo ciclo de la naturaleza.
Más allá de los paisajes espectaculares y el ajetreo de las vacaciones a lugares exóticos, es posible que a unos pasos de nuestra casa, a la distancia de una caminata al parque publico más cercano, podríamos toparnos con el encanto de ese verde intenso con que la Primavera nos recuerda el mejor lado del ciclo de la vida.
Nacer, crecer, reproducirse y morir son verbos incompletos si no logramos incorporar el elemento central de nuestro propósito en este planeta: vivir, simplemente vivir.