Son millones y saben que llegó su hora. No será fácil, porque nunca nada ha sido fácil para un inmigrante. Saben que los políticos siguen jugando con la bandera del odio y que su causa en botín político para algunos. Pero tienen fe y están listo para lo que venga.
Por Angeles Vázquez
Ricardo Rua nació en Medellín, Colombia y llegó a Estados Unidos hace más de 10 años, siguiendo a un hijo, Héctor, quien estaba estudiando en Nueva York. El joven vivía en casa de un tío que al cabo de unos meses y no obstante recibir “un dinero mensual”, -nos comparte- se negó a “tener al muchacho en su casa”.
Héctor tuvo que buscarse donde quedarse, pero estando lejos de los tíos y los primos se sintió deprimido, “fue entonces cuando mi mujer y yo decidimos venir a este país a acompañar a nuestro muchacho, primero llegamos como turistas, pero cuando las visas se vencieron decidimos arriesgarnos a quedarnos aquí”.
Paso el tiempo y Héctor resultó ser un estudiante brillante. Becado entró a la Universidad. “Pensábamos tendría que salir en cuanto terminara el College”, dice su padre. Sin embargo, con la primera Acción Ejecutiva del presidente Barack Obama DACA, Héctor no sólo no tendrá que regresar a Colombia cuando termine sus estudios, sino que podrá trabajar durante un par de años y aplicar para una renovación de éste.
Ricardo Rua también ha hecho su vida por acá. Ingeniero titulado, tuvo que ocuparse en todo tipo de trabajos para poder mantener a su familia unida. Fue mesero, cocinero, también estuvo en la construcción, haciendo trabajo manual, pero después de años pudo finalmente ocuparse como ingeniero aunque todavía no ha logrado la revalidación de su título. Obviamente que cuando supo que una nueva Orden Ejecutiva del Presidente también lo puede amparar a él, de inmediato se interesó y está listo para registrarse en cuanto la llamada DAPA entre en operación.
Como Ricardo no es experto en el tema y no le cree a los noticieros de televisión —“parece que siempre están jugando con meternos miedo”– cuando se enteró de la nueva maniobra de los Republicanos para frenar las puesta en marcha de las reformas, decidió mantenerse en “alerta permanente” hasta que todo este embrollo se aclare”.
Como él, cerca de 4 millones de inmigrantes indocumentados esperan a que se resuelva la situación jurídica de un proceso del que literalmente depende su futuro.
Los primeros detalles
En cuanto se supo la noticia las reacciones fueron muy intensas. Por ejemplo esta de la organización American Progress:
“La gente de fe y conciencia han estado al frente de una causa que aboga por una reforma migratoria integral durante años. Desde el suministro de servicios directos en las comunidades de todo el país para instar a nuestros responsables políticos nacionales para aprobar una ley que va a arreglar nuestro sistema roto de inmigración, las comunidades de fe han sido parte del corazón y el alma del movimiento”.
“Cuando el presidente Barack Obama anunció la acción ejecutiva que podría conceder una suspensión temporal por casi 5 millones de inmigrantes indocumentados que se enfrentan a la amenaza de la deportación… La acción del presidente ayudará a los inmigrantes acceder a mejores puestos de trabajo y oportunidades y cuidar mejor de sus familias en el largo plazo”.
Explica que la acción ejecutiva del presidente Obama es en cierto modo una extensión de protección otorgada a los jóvenes con la Acción Diferida 2012 para la niñez llegadas, o DACA.
Aparte de aplazar temporalmente sus deportaciones de Estados Unidos, DACA también da a los jóvenes indocumentados elegibles y adultos jóvenes el acceso a los permisos de trabajo de dos años renovables y números de Seguro Social.
Tras dos años de operación, , ahora tenemos una idea más clara de los beneficios DACA ha proporcionado muchos jóvenes indocumentados. Se les ha permitido lograr una mejor oportunidad económica, alcanzar la educación superior, se inscriben en el seguro de salud, y participan más en sus comunidades locales .
Las acciones del presidente dará un alivio temporal a millones de mujeres y hombres, entre madres y padres, que viven en el miedo a la deportación. Esta expansión ayudará a estabilizar las familias, las comunidades y las economías locales, así como nuestra economía nacional.
La organización reconoce que por supuesto, la mejor manera de avanzar es que el Congreso apruebe una reforma migratoria integral que crea un camino hacia la ciudadanía para los millones de inmigrantes indocumentados en nuestra nación. Mientras esperamos y esperamos para la reforma legislativa, los defensores de la bienvenida este alivio urgente.
Otra familia en lucha.
Sara Lara, inmigrante oriunda de Aguascalientes, México, ha vivido y trabajado durante quince años en Maryland, desde que llegó “alcanzando a dos hermanas que salieron de México unos años antes”.
La suya es una familia migrante típica. Como poco más de otras 3 millones de familias con estatus migratorio mixto, en ella hay quienes nacieron aquí, sus 5 sobrinos, hay quienes ya arreglaron sus papeles, son dos hermanas y también están los que todavía no lo han logrado, ella misma, su madre que vive con ellos desde el año 2000, y uno de sus cuñados que llegó de El Salvador y ya alguna vez fue deportado.
Todos los adultos trabajan y entre todos pudieron comprar un pequeño edificio de departamentos en la zona de Silver Spring, a las afueras de Washington D.C. Sara sabe muy bien que toda su vida está acá. No solamente su pequeña hija nacida aquí hace 5 años y que necesita atención médica especial que sería casi imposible obtener en su estado natal. También acá esta su trabajo y esta por obtener su grado de maestría en Educación.
Ella sí lee la prensa con atención y dice que no entiende nada. Que todavía no se saben los detalles sobre la manera en que se va a implementar el DAPA, pero que ya salió un juez de Texas que ordenó detener todo el proceso, incuso la reanudación del programa de los Dreamers. Y que incluso hay algunos congresistas republicanos que amenazas con dejar sin fondos a todo el sistema de Seguridad Nacional del país para obligar así a que Obama no pueda cumplir su compromiso con la comunidad inmigrante.
“Todo eso me parece absurdo. Pero lo que es un hecho es nosotras ya estamos listas y no nos vamos a quedar esperando para siempre”, asegura, desde las oficinas de Casa Maryland, la organización en la que hace trabajo voluntario a favor de la reforma migratoria.
Su consejo para todos los millones de inmigrantes que comparten su preocupación es muy sencillo: hay que mantener la calma y seguir empujando para adelante. Así es seguro que vamos a ganar. Y una vez que derrotemos a las fuerzas del odio vamos a demostrarle a todos que, como dicen ustedes en su revista, también nosotros somos Americanos”.