Una historia de la vida real llevada al cine, que para quienes la han conocido de cerca, más bien parece un sueño.
En el mundo viven hoy 232 millones de migrantes. Para muchos de ellos la muerte, la violencia, el maltrato y la explotación son cosas de todos los días. Pero para quienes han conocido a las Patronas –centroamericanos que cruzan México rumbo a éste país–, por encima de todo hay una historia de amor para contar.
Indira Cato es productora del documental cinematográfico Llévate mis amores, que ha sido reconocido y premiado en diversos festivales de México y fuera del país. Su película narra lo que ocurre con ese excepcional grupo de mujeres veracruzanas y sus 20 años junto a las vías del tren.
Quienes conocen a las Patronas las recuerdan toda la vida. Pero hay quienes no saben de ellas. ¿Quiénes son?
Las Patronas son un grupo de mujeres de Veracruz que desde 1995, todos los días, cocinan, embolsan y lanzan comida caliente a los migrantes que viajan en el tren La Bestia rumbo a Estados Unidos, sin que éste se detenga.
¿Cómo nació la idea de hacer una película sobre este tema?
Arturo González Villaseñor, Juan Antonio Mecalco y yo (director, fotógrafo y productora, respectivamente) conocimos a las Patronas por casualidad en uno de nuestros viajes a Veracruz con la intención de reactivar una radio comunitaria. Estuvimos una tarde con ellas en el que pasó un tren con mucha gente y faltaban manos. Entonces nos dimos a la tarea de ayudar, tomando las instrucciones previas que nos habían dado las mujeres.
Fue muy impresionante. Desde aquel día en 2011 nunca dejamos de ir a visitarlas periódicamente. Al conocerlas nos dimos cuenta de que eran personas maravillosas de las que solo se habían hecho reportajes superficiales o habían sido presentadas dentro de obras donde el tema central era la migración. Nosotros queríamos hablar ellas, de cómo mujeres humildes habían logrado crear tal organización independiente y voluntaria a la par de sus vidas cotidianas, nada sencillas tampoco.
¿Cuáles han sido los principales desafíos en la realización de la película?
El primer reto fue acercarse a ellas. Son mujeres que gustan de recibir visitas, sin embargo han vivido experiencias muy desilusionantes con gente que prometía regresar y tras obtener el reportaje o la investigación nunca lo hacía. “Se enriquecen con nosotras”, decían algunas. Nosotros tardamos varias visitas antes de que nos tuvieran la confianza que hay ahora, que creo yo que nos consideramos familia.
Otro reto fue conseguir los fondos para levantar el proyecto. La producción corrió a cargo del equipo y con material prestado, sin embargo al querer comenzar la postproducción comenzaron los problemas. Entramos a Fondeadora, una plataforma web donde la gente puede aportar desde $100 para ayudar a un proyecto. Esa fue nuestra primera fuente de financiamiento externa. Ya más adelante logramos conseguir recursos y apoyos con los cuales terminamos el filme con la calidad a la que aspiramos. Siempre es complicado conseguir producir óperas primas.
Además de los anteriores, tuvimos un gran desafío en el momento de la edición. Nosotros queríamos tener 15 personajes en la película, cosa que la gente de cine clasifica casi como “imposible”. Sin embargo, no nos sentíamos con la autoridad de elegir a las que merecían o no aparecer. Afortunadamente conseguimos una gran editora, tan enamorada y comprometida con el proyecto como nosotros. Ella logró armarlo de forma que todas encuentran su lugar.
¿Y las satisfacciones más importantes?
El público, en especial el mexicano, ha sido maravilloso. Tuvimos la fortuna de participar en la Gira de Documentales Ambulante, que recorre casi la mitad de los estados del país, y tiene funciones en plazas públicas y foros poco convencionales. La mayoría de las proyecciones superaron su capacidad y fueron extremadamente emotivas.
¿Dicen que es muy caro producir una película. Son ustedes muy ricos? Como financian un proyecto como este?
Comencé a contestar esta pregunta antes, pero puedo ahondar un poco más. Nuestra producción fue sencilla. Lo único que teníamos era una cámara, todo lo demás era prestado. Cada uno de los del equipo pagaba su boleto de camión, nos quedábamos a dormir en donde hubiera espacio (en las casas de las mujeres o en el comedor) y comíamos de lo que ellas cocinaban para los migrantes. Mucha gente nos apoyó en el camino, pero creo que nos ayudó ser necios y perseverantes y estar tan enamorados de nuestro proyecto.
Para la postproducción tuvimos fondeo, luego conseguimos una coproducción con una Universidad pública (UAM-x) y con Pimienta Films. Nos apoyó en especie la Revista Proceso, Labo Digital, Entera Post, La Casa de la Esperanza y la Universidad Iberoamericana.
¿Personalmente cómo te ha afectado esta experiencia?
¡Uy!, a mí sí me cambió la vida, y me atrevería a decir que a todo el equipo. Pasamos de ser gente relativamente informada a estar realmente involucrados en varios problemas de nuestro país: la migración, el descuido al campo, el machismo. Hacemos colectas para ellas, viajamos a visitarlas o a presentar la película. En fin, gran parte de nuestra vida y nuestro tiempo gira en torno a ellas.
¿Qué piensas de lo que está pasando ahora mismo en el Mediterráneo?
Me imagino que lo que te interesará será la migración, uno de los problemas más grandes actualmente a nivel mundial. Sin embargo, gran parte de los conflictos actuales mundiales tienen un mismo origen: el primer mundo haciendo un genocidio sin siquiera ensuciarse las manos a los países de tercer mundo, provocando que nos matemos los unos a los otros y que conservando solo la población que necesitan para que el planeta siga funcionando.
¿Qué crees que va a pasar con el tema migratorio en los próximos años?
No sé qué vaya a pasar, quizá va a explotar. Los gobiernos, lejos de crear iniciativas que ayuden a detener la necesidad de migrar o que realmente ayuden a los ayuden a tener mejores condiciones están propiciando un genocidio brutal.
Después de este proyecto ¿qué sigue para ustedes?
Al tratarse de un proyecto integral que no se limita al documental, éste sigue absorbiendo aún gran parte de nuestro tiempo. Tenemos pláticas, colectas y planes de mejoramiento social con las Patronas.
Sin embargo, yo estoy viendo la posibilidad de co-producir un cortometraje dirigido por Betzabé García acerca de la resistencia civil de los desplazados en la construcción de la presa Picachos en Sinaloa. Arturo, el director, está comenzando a desarrollar un nuevo largometraje que recrea un viaje para hablar de la importancia de hacer una revolución a través de un hombre que fue parte fundamental de ella.