Por cuestiones de calendario, La Revolución de Octubre, ocurrió en la noche del 6 al 7 de noviembre. Contra todos los pronósticos de sus maestros Karl Marx y Federico Engels, Rusia fue el escenario de la primer gran revolución social que traería justicia y progreso para todos los trabajadores del mundo. Hace justo 100 años que un puñado de comunistas radicales, encabezados por Vladimir Ilich Lenin protagonizaron un golpe armado contra el agonizante imperio del Zar Nicolás II.
Y nació la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Un régimen de progreso forzado y autoritarismo político extremo. A su muerte llegó José Stalin y una burocracia aplastante que, sin embargo, logró derrotar militarmente a Adolfo Hitler y exportar su modelo de gobierno a medio planeta. Luego del derrumbe del muro de Berlín, la URSS perdió la Guerra Fría, aunque luego de algunos años de crisis y titubeos de apertura, el viejo régimen retomó el mando ruso y control de su enorme arsenal nuclear, en la figura del ex agente de la KBG, Vladimir Putin.
De 1917 a 2017 son muchas las vueltas que ha dado el mundo. Rusia es una oligarquía, autoritaria y capitalista. Y luego de que su líder fue capaz de definir la elección presidencial de Estados Unidos en favor de un autócrata bufo, en las celebraciones por el primer siglo de los bolcheviques en el poder, las tropas rojas volverán a marchar frente al Kremlin, desde donde seguramente ríos de vodka fluirán por todo Moscú.