Los chimpancés han reforzado su memoria ‘como acto de supervivencia’ a lo largo de su evolución y ahora presentan una capacidad retentiva superior a la humana, ya que no han desarrollado el lenguaje, según un estudio científico.
Así lo ha explicado este martes el primatólogo japonés, Tetsuro Matsuzawa, durante la presentación de los resultados de su último estudio sobre primates en la jornada ‘Evolución de la mente humana vista desde el estudio de la mente de un chimpancé‘, de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica.
Un chimpancé de tres años se sienta delante de la pantalla de un ordenador, donde unos números del 1 al 9 distribuidos de forma aleatoria aparecen durante una fracción de segundo. El primate es capaz de recordar dónde estaban colocados en orden creciente. “Los señala con su dedo en la pantalla vacía. ¡Y lo hace a una velocidad endiablada! ¿Cuánto ha tardado? No ha dado tiempo ni a pestañear” -gritos de admiración en la sala por las imágenes que se acaban de proyectar-.
El primatólogo japonés Tetsuro Matsuzawa reta a los asistentes a intentarlo ellos mismos. Nadie es capaz. Los más avispados habrán podido situar dos o tres números como mucho. “Alucinante, ¿verdad? Lo intenté con mis estudiantes universitarios y el resultado fue 0%. No es cuestión de entrenamiento. Ellos nos ganan en esta tarea cognitiva“, dice el investigador.
Ellos son los chimpancés con los que Matsuzawa trabaja desde hace cuatro décadas en el Instituto de Investigación de Primates de la Universidad de Kioto (Japón), unas instalaciones repletas de pasarelas a distintos niveles en las que los animales se mueven con libertad como si fuera su hábitat natural.
Si quieren participan en los experimentos, entran en unas cabinas preparadas para tal efecto y lo hacen. Si no, se dedican a lo suyo. En ese entorno creció Ai (‘Amor’ en japonés), la chimpancé que da nombre al proyecto de investigación. Llegó con un año al centro y ya ha pasado allí 42. Tuvo un hijo, Ayumu, otra de las estrellas en el laboratorio. Ha cumplido 19 años. “No los separamos, no es ético“, dice el científico.
La confianza con los simios es tan grande que puede inyectarles anestesia para una prueba sin que protesten ni intenten agredirle. Igualmente, se someten en silencio a una ecografía o un electroencefalograma como diligentes pacientes. Y eso sin calmantes.
Los chimpancés son como nosotros, dice el investigador. Cuando empecé en 1977 yo mismo los consideraba monos grandes y negros, pero esa percepción ha cambiado de manera muy importante. Como nosotros, pero no iguales. A veces superiores. La extraordinaria memoria visual de estos ejemplares es una de las conclusiones más llamativas de las pruebas. “Es muy importante entender que esto es un hecho, no puede negarse, y la evidencia clarísima de que el ser humano no es el mejor en todo”, subraya Matsuzawa.
Fuente: ABC Ciencia