Estamos condenando a muerte a 68 millones de niños.
Cada año, al menos hasta el 2030, morirán 4, 533,000 menores de 5 años de edad.
Según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, en las últimas décadas se han logrado importantes avances a nivel mundial. Sin embargo, y aquí el mensaje del Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Clinton y hoy Director Ejecutivo de UNICEF es muy claro, “tomando en consideración la tasa actual de progreso y el crecimiento previsto de la población, se estima que:
• Para 2030 habrá 68 millones de muertes adicionales de niños menores de 5 años por causas que, en su mayoría, son prevenibles.
• 119 millones de niños seguirán sufriendo de malnutrición crónica en 2030.
• 500 millones de personas seguirán defecando al aire libre en 2030, con los graves riesgos para la salud infantil que esta práctica conlleva.
• Se requerirán casi 100 años para que todas las niñas de las familias más pobres de África subsahariana terminen su educación secundaria básica”.
Vale la pena subrayar lo que debería ser obvio: las víctimas de esta profunda falla de nuestro sistema económico, político y social son los más inocentes entre los inocentes. Los niños, nuestros hijos, nuestros nietos. Nuestro futuro.