La Organización Internacional del Trabajo, destaca la paradoja de que en muchos países haya quienes rechazan la migración.
Cuando hablamos de la globalización, normalmente nos referimos al libre flujo de productos y servicios a través de las fronteras. La paradoja es que, siendo esencial para la economía mundial, el trabajo que realizan los migrantes enfrenta grandes obstáculos, e incluso un abierto rechazo, en muchos países.
Actualmente la migración afecta a un 4 por ciento de la población mundial y es vital para el desarrollo de la economía global. Sin embargo, con frecuencia el tema es reducido a un fenómeno criminal, del que solo se ve muertos y violencia.
El hecho es que, siendo la migración un fenómeno global en constante crecimiento –actualmente 232 millones de personas han migrado a diversos países del mundo—, el gran consenso entre los expertos es que la migración en sí estimula y apoya el crecimiento de las economías.
La economía sigue siendo la principal fuerza detrás de la migración en el mundo. Casi siempre la proporción de inmigrantes que trabajan es mayo que la de los países a donde llegan. Trabajan y generan riqueza, mercados nuevos y, por ende crecimiento económico.
Y si bien es cierto que tradicionalmente el flujo de migrantes ha sido de sur a norte (de los países menos desarrollados a los más desarrollados), también es cierto que esta tendencia comienza a cambiar.
Por ello no resultó tan sorpresivo el reciente informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en el sentido que desde 2010 comenzó un incremento en los flujos migratorios desde Europa hacia América Latina y el Caribe y una clara reducción de la migración en sentido inverso.
Esto es, la OIM señala que para 2012 unos 180.000 europeos ya habían migrado a la región mientras 119.000 latinoamericanos lo hacían hacia Europa.
Según la subdirectora general de la OIM, Laura Thompson, el informe refleja cómo la migración se adapta a la realidad socioeconómica del mundo y responde potencialmente a las crisis económicas y estructurales que se viven en las distintas regiones del planeta.
España encabeza la lista de los países con mayor migración hacia América Latina y el Caribe, y le siguen Italia, Portugal, Francia y Alemania.
La pesquisa apunta además que, a diferencia de lo que ocurrió en otras épocas, los principales países de destino de la migración europea: Argentina, Brasil y Venezuela han sido sustituidos por Chile, Perú, Bolivia y Ecuador.
También indica que en 2013 más de 8 millones y medio de migrantes internacionales vivían en América Latina y el Caribe, lo cual representa un incremento en 2 y medio millones de la cifra reportada en el año 2000.
Migrantes y crecimiento económico
En ese contexo, el director general de la Organización Internacional del Trabajo, Guy Ryder, es enfático al señalar la importancia de los migrantes para la economía del mundo actual.
Este tema se debatió recientemente en el marco de la 104 reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, que se celebró en Ginebra.
“De donde van a venir los trabajos en el futuro. Tenemos los niveles más altos de desempleo a nivel global. La desafortunada realidad es que la economía mundial está creciendo más lentamente que antes¨.
En entrevista con la Radio de las Naciones Unidas, Ryder explica:
“No estamos creando los 40 millones de empleos que necesitamos solamente para ofrecer trabajo a la gente joven que entra al mercado. Y la pregunta es por qué. Y esto tiene que ver en parte con la tecnología. Estamos a las puertas de una gran revolución tecnológica”, Ryder reconoce que el desempleo crece en casi todos los países, pero al mismo tiempo que hay una importante carencia de trabajadores calificados en diversos sectores económicos.
Y añade:
“Otra de las paradojas con las que nos enfrentamos es que la economía mundial necesita absolutamente de la migración, y sin embargo, la resistencia social y política contra la migración está creciendo también. Hay una real desconexión entres necesidades de la economía mundial y la manera política y social en que se maneja la migración”.
Según Ryder, hay consenso sobre las principales prioridades entre los países que constituyen las 20 economías más grandes del mundo: la primera es la necesidad de crecimiento y la segunda es la creación de empleos, sobre todo para los jóvenes.
“La economía mundial no está creciendo suficientemente rápido. Lo cual tiene implicaciones importantes, sobre todo para la gente joven. Los políticos del mundo están realmente preocupados por la gente joven que no encuentra su lugar en la sociedad. Y esto tiene consecuencias económicas, sociales y, lamentablemente, consecuencias en la seguridad y la inestabilidad de los países”.
Otra preocupación es la relacionada con la creciente inequidad económica, apunta Ryder.
“Todo mundo está de acuerdo en que los niveles actuales de inequidad en nuestras sociedades no son solamente un problema social de injusticia, sino un problema económico, pues pone un freno en las tasas de crecimiento y creación de empleos”.
El director general de la OIT, Guy Ryder, reconoce que aunque los líderes internacionales tienen claridad sobre cuáles son los principales desafíos, aún no han encontrado las respuestas a los mismos.
En un mundo donde el crecimiento económico es la principal preocupación de casi todos los países, donde la presión social y los costos que genera el desempleo son cada vez mayores, la presencia de los trabajadores migrantes fortalece el desarrollo de una economía global. Junto con la expansión de las clases medias a diversas regiones del planeta, la migración misma es uno de los mejores remedios al problema de la desigualdad económica.