La doctora Inés Arroyo Quiroz, investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, habló sobre la influencia de los mercados internacionales de vida silvestre y su repercusión en la pandemia de COVID-19.
Arroyo Quiroz explicó que cuando se habla de comercio internacional de vida silvestre, éste involucra movimientos transnacionales —tanto de plantas y animales— que realizan todos los países del mundo.
“En relación con el COVID-19, hablamos de movimientos trasnacionales interconectados principalmente para satisfacer la demanda de animales silvestres, de aquí vino la zoonosis entre las actividades que llevamos a cabo y el uso de los animales en mercados de alimentos para medicina y como mascotas”, acotó la especialista en uso y conservación de la vida silvestre.
Enfatizó que el mercado de Wuhan es un ejemplo de muchos otros que existen en Asia, donde la cadena está integrada por intermediarios, distribuidores, transportistas y campesinos. En el caso de México, se importan animales de Asia, África y Sudamérica para consumo nacional e internacional, con distribución en países como Estados Unidos.
El problema principal de estos mercados es que los animales vienen bajo condiciones de maltrato, abuso, hacinamiento y condiciones insalubres que se ligan a enfermedades que terminan en los humanos.
“Bajo condiciones deplorables y negativas, los animales llegan a las casas y a distintos mercados ya sea como alimento fresco, medicinas o animales de compañía”.
Arroyo Quiroz mencionó que todos los países tienen participación directa e indirecta y que es necesario trabajar con las autoridades, organizaciones civiles, productores y comerciantes para que el comercio de animales no se convierta en un problema de salud para nuestro país y el mundo.