Daniel Francisco/Damián Mendoza
Al aficionado no le importa si el dueño del club tiene una empresa petrolera o no cumple regulaciones de medio ambiente.
El deportista es reconocido porque posee cualidades extraordinarias, más allá del común de las personas. Hay una identificación fundamental hacia el atleta representativo de una comunidad, de una nación, de un barrio, de un club, señaló Juan Gerardo Orellana Suárez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Agregó que la historia de Lionel Messi reúne una serie de elementos melodramáticos: fichado desde muy niño, a través de su esfuerzo, de sus méritos logra tener un lugar destacado.
Acotó que su presencia en los medios de comunicación lo hacen una figura conocida a nivel internacional. La identificación de las personas hacia el atleta ya no se quedan sólo en el barrio, en el club o en la ciudad o en el país, se expande.
Destacó que Messi es un tipo sencillo, “su figura reúne varias características: a pesar de que tiene una fama internacional no es una persona que se haya desbordado por completo. El hecho de que no siga en el club en el que estaba conmociona a las personas porque ya lo habías asociado a él con el equipo y al club con él”.
Indicó que “su persona está ligada al club, hay melancolía, es un jugador que tiene un ciclo de vida en un equipo y en algún momento iba a suceder.
Afirmó que al aficionado no le importa si el dueño del club tiene una empresa petrolera o no cumple regulaciones de medio ambiente. “Desde hace tiempo ha sido muy sonado esto de que los balones de futbol que están en los mundiales o los campeonatos se hacen en Bangladesh, es trabajo infantil, es trabajo que no paga seguridad social”.
La responsabilidad social en general de esta industria del deporte no va acorde con las crisis climáticas, crisis humanitarias, las condiciones laborales, sociales, humanas y las personas sólo vemos la parte glamurosa del estadio, del jugador, de lo estratosféricos salarios que se pagan, finalizó.