César Romero
¿Cuál será la gota que termine por derramar el proverbial vaso?
Richard J. Daley fue electo seis veces como alcalde de Chicago. Durante 22 años gobernó, con mano de hierro, una de las mejores ciudades del mundo. ¿Qué lo derrumbó? El mal manejo de los servicios municipales durante una nevada.
Wiston Churchill, pilar de la causa de la libertad en la guerra contra el nazismo. El gran Primer Ministro británico que prometió “sangre sudor y lágrimas? ¿Qué lo venció? El mal manejo de los servicios públicos ante una “contingencia ambiental” (mucho smog, poco viento).
En pleno esplendor de los multiversos políticos y de la post-verdad mediática, el Tik-tok y la A.G.I. (Artificial Generative Intelligence), justo cuando el 40 por ciento de la población mundial acudirá a las urnas, vale la pena atender la madre de todas las preguntas electorales: ¿qué define el voto ciudadano?
A estas alturas de la vida, conocemos la máxima aristotélica versión Clinton: “It´s the economy, stupid”; la gente vota con una mano en el bolsillo. Sabemos que las grandes decisiones suelen ser más emocionales que racionales –“carita mata rollo” (Kennedy vs. Nixon). Votamos con la tripa (o el corazón) más que con la cabeza. Entendemos, además, que las anécdotas suelen tener más fuerza de comunicación que los datos.
México, 2024. Domingo 2 de junio. La quinta elección presidencial en lo va del siglo. En tres de las cuatro previas ganó la oposición.
Aunque los expertos dirán misa, ese día el factor central no será “el proyecto”, sino la persona. Y el nombre de Andrés Manuel López Obrador no estará en las boletas. ¿Luego entonces…?
“Pero las encuestas dicen…”. Citando al clásico: ¿tu confías en las encuestas? Yo tampoco.
A tres meses y medio de distancia, imagino tres posibles temas con capacidad de seducir a una cantidad importante de ciudadanos… Aunque quizás sean cuatro.
1). La corrupción. A pesar de las promesas y la retórica desde Palacio, la experiencia cotidiana –y las estadísticas globales–, nos dicen que esta peste no ha sido erradicada. Mucho menos la violencia o la inseguridad. En una imagen panorámica, las siete décadas del PRI y la 4T son la misma cosa. Los hijos del Peje, igualitos a los de Martita.
2). El Covid. Los casi 700 mil muertos que ahora reconoce el doctor López Gatell representan el dolor profundo y personal para millones de familias. Las estadísticas globales –20 millones de muertes–, no explican demasiado. Tampoco los super diagnósticos globales. Pero sí, la memoria. Los gestos –despreciar el cubrebocas, invocar “inmunidad moral” o las estampitas religiosas–, podrían haber generado un profundo resentimiento que, traducido en votos… No olvidemos que, con el mismo tema, en el 2020, desde el sótano de su casa y usando cubrebocas, Biden derrotó a Trump.
3.- El Agua. Racionalmente el tema de la sequía es estructural y, en buena medida, global. En ciudades como la CDMX, es un problema crónico. Viene de Oriente a poniente y cada año es peor. Hace décadas empezó en Iztapalapa, hace años cruzó calzada de Tlalpan y está por llegar al lado oeste de Insurgentes. Es un tema de la naturaleza, dirán, pero, de todos modos, si en esos días (de un verano que se antoja más caliente que el anterior), ocurre que le abrimos a la llave del agua y no sale… Cui-da-do.
4.- El aparato. Aunque no es propiamente un tema, la tentación de una “elección de Estado” es muy clara. Como en China, como en Rusia o Cuba, si las fuerzas del aparato estatal intervienen en el proceso electoral, habrá elección, pero no democracia.
¿Cuánta personas reciben transferencias directas del gobierno? ¿De qué tamaño son los ejércitos de activistas del oficialismo? ¿Qué tanto la nueva 4T reencarna al viejo PRI?
La gota y El Movimiento
En lo personal creo que, como en la monarquía municipal de Chicago, o en la Inglaterra imperial de Lord Churchill, un tema de “la naturaleza” bien podría terminar por inclinar la balanza electoral.
Por ello, recordando la campaña publicitaria de 1984 en la que, ante el desperdicio desde una llave abierta, un niño super simpático exclamaba “¡Ciérrale!”, me parece que, si se politiza, el tema del agua puede ser devastador para las opciones de continuidad.
No así las narco-acusaciones. Los tiempos de la vieja guerra de la CIA vs. la DEA en que bastaba una filtración para tirar un gobierno, perdieron su momento. En México concluyeron en 2021 cuando las acusaciones contra el capitán de la selección mexicana de futbol fueron ignoradas por la sociedad. Tampoco la corrupción. Por desgracias, creo que para muchísimas personas el abuso del poder no constituye un pecado capital. Después de todo, llevamos siglos así.