La autora de Lost Children Archive analizó los casos de personas que son candidatas a ser asiladas en Estados Unidos: “Si demuestra que ha sufrido más que otra puede obtenerlo
“Dispararon y le dieron a mi amigo, lo vi caer pero, no me detuve.
Me escondí y no pude ir ni a su funeral”
Los niños perdidos / V. Luiselli
Actualmente, existen 14 mil niños migrantes detenidos en cárceles de Estados Unidos. Con el paso del tiempo, esta cifra será mayor debido al beneficio económico que el sistema migratorio le genera al gobierno estadounidense.
La detención de una persona adulta produce una ganancia de 200 dólares, mientras que la captura de un menor de edad genera el doble de la suma.
Valeria Luiselli, escritora y ensayista mexicana, ha dedicado los últimos cinco años a investigar la crisis migratoria y su relación con el sistema penitenciario de nuestro vecino del norte.
Durante su participación en el conversatorio Niños Migrantes de la Fiesta del Libro y la Rosa 2019, la egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM manifestó su experiencia como miembro de la comunidad hispana en el país norteamericano en torno a este fenómeno, y subrayó la necesidad de mantener el tema en la palestra de los medios de comunicación.
“A medida que me he acercado al tema desde la escritura y el activismo, he ido descendiendo por la espiral oscura del sistema migratorio. Hay motivos históricos del éxodo centroamericano y motivos históricos del rol que Estados Unidos juega en este tema, los cuales deben considerar”.
El hecho de que las prisiones en Estados Unidos sean privadas, marca la pauta del por qué encarcelar indocumentados es lucrativo para la economía de esa nación. De acuerdo con Luiselli, la compañía CoreCivic es dueña del 65 por ciento de las cárceles de migración y de un porcentaje alto de prisiones para criminales.
Lo “siniestro” de esto, comentó la joven escritora, es que en la época de Barack Obama no era común el encarcelamiento de niños o menores de edad. Durante su gobierno se registraron dos mil niños encarcelados en albergues (una especie de orfanato y cárcel), hoy la cifra ha aumentado considerablemente.
En este contexto, la autora de Lost Children Archive analizó los casos de personas que son candidatas a ser asiladas en Estados Unidos: “Si demuestra que ha sufrido más que otra puede obtenerlo, pero ¡imagínense! Un niño de cinco años que no puede contar la historia de violencia en la que vivía, acaba siendo deportado porque no tiene el lenguaje formado para expresarse”.
La escritora, residente en Nueva York desde 2008, refirió que su labor en los centros de detención le permite señalar de qué forma opera el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (Homeland Security), y en consecuencia, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
“ICE es un sitio conveniente para generar dinero. Hace los contratos más grandes que tiene CoreCivic, y básicamente, funciona como un ‘sistema que se muerde la cola’, es decir, ICE detiene personas para generarle ganancias a CoreCivic y ese dinero es donado a campañas políticas”.
Desde su punto de vista, la razón por la que “se encarcela a los indocumentados de esa manera” radica en el lenguaje de criminalización y victimización que gira en torno a la violencia que padecen. “Es común utilizar la palabra ‘ilegal’ para referirse a una persona indocumentada, o de victimizarlos como lo hacen los bienintencionados gringos liberales”.
Desde ahí comienza la violencia, “una persona puede hacer algo ilegal, pero no por ello ser ilegal”, precisó la colaboradora de The New York Times.
México, el país con más deportaciones de migrantes centroamericanos
La llegada del nuevo gobierno traería cambios para quienes, año con año, se ven en la necesidad de transitar por tierras mexicanas con el fin de alcanzar el «sueño americano», o al menos, ésa era una de las promesas de campaña de Andrés Manuel López Obrador. “La migración sería tratada como un asunto de derechos humanos y no como un asunto de seguridad nacional”, resaltó Luiselli.
Abundó que en suelo mexicano también se discrimina y abusa de los derechos humanos de los exiliados. “El 80 por ciento de las niñas y mujeres que atraviesan México son violadas”.
Para la ganadora del American Book Award, quien ha respirado el miedo de los indocumentados al esperar un juicio en las Cortes de Migración, México debería tener una postura diferente a la de Estados Unidos.
“Nuestro país se convirtió en el mayor deportador de migrantes centroamericanos, un trabajo sucio que, en definitiva, no deberíamos hacer”, finalizó la escritora.