Turín, Italia, 8 de marzo de 2019. Esta semana el Congreso de Nuevo León[1] aprobó la penalización del aborto, la misma semana en la que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer.
Cuando me enteré me sentí angustiada: 30 votos a favor de la penalización, 8 en contra y 4 abstenciones. Brutal.
Me acordé de Alba[2], la conocí virtualmente en agosto del año pasado, poco después de que el senado argentino rechazara el proyecto de ley para despenalizar el aborto.
En Argentina se ha intentado legalizarlo desde el 2007, ocho veces ha entrado como proyecto en espera de aprobación y nada. Como resultado, reportan tan sólo en ese país, medio millón de abortos clandestinos al año y desde el 2016, 43 mujeres muertas.
Durante ese frenesí de opiniones, información y desinformación, consulté páginas con argumentos a favor y en contra, algunos con principios científicos, legales, de derechos humanos, y otros con posturas religiosas y morales. Al final, el proyecto no fue aprobado y hubo una sensación de victoria por un lado y de profunda tristeza por el otro, al parecer “salvemos las dos vidas” había vencido, nada había cambiado, al menos no jurídicamente.
En ese momento yo me encontraba en un pueblito de Italia, país donde desde los setenta es legal abortar, sin embargo, el personal de salud puede decidir si quiere o no hacer la intervención. Es decir, aunque tengo legalmente el derecho de solicitar un aborto, puede no haber personal dispuesto a llevarlo a cabo, al menos no dentro del sector público, por lo que muchas acuden al privado.
La noche del 30 de agosto recibí un mensaje por la aplicación Messenger de Facebook de una chica que no conocía, en portugués. Entendí más o menos que necesitaba ayuda y nombró una página pro aborto que unos días antes yo había calificado positivamente.
Pensé que se trataba de la administradora que buscaba generadores de contenido, por lo que decidí ir a cenar y contestarle por la mañana, pero antes de dormir le eché una segunda ojeada.
Le escribí en inglés, confesando mi incapacidad para comunicarme en su idioma, pero buscando ayudar… me dijo que era de Brasil, estaba tratando de abortar y que no tenía nadie que la ayudara, había visto mi reseña y pensaba que podía ayudarla sin juzgarla. Nos separaba el Mar Atlántico, la lengua y el horario.
Sentí frío en las piernas, empecé a sudar, está chica estaba sola en su casa usando el traductor de Google para pedirme ayuda y yo no sabía qué hacer. A pesar de que mujeres cercanas a mí se han realizado abortos, no he estado presente en uno y nada me había preparado para una emergencia del tipo. Conozco el nombre del medicamento y cómo se utiliza, pero nunca lo he tenido en mis manos.
Me sentí incapaz de brindar ayuda eficaz en la emergencia. Comencé a googlear en búsqueda de asociaciones cercanas a ella, amigas en Latinoamérica y fundaciones que pudieran darnos información correcta. Era el segundo intento de Alba y estaba desesperada, me preocupaba que tomara algo que pudiera poner su vida en riesgo.
Encontré fichas de información del ILE en la Ciudad de México, donde el aborto es legal desde hace poco más de diez años, pero en portugués, no encontré nada… al cabo de unos minutos varias chicas me ofrecieron ayuda, las redes sociales me llevaron a la persona indicada.
Sin conocerme, Itzel de la Facultad de Ciencias Políticas, se puso en contacto conmigo desde México, ella sabía cómo era el proceso y qué debía hacerse, incluso empezó a escribirle a Alba en portugués ayudándose de las herramientas de internet, algo que yo no había pensado hasta el momento.
Alba nos confesó que había adquirido las pastillas de misoprostol con un hombre muy grosero y que no confiaba en él; era alguien que no le había dado instrucciones claras sobre cómo usarlo y que probablemente le había faltado al respeto. No quise indagar más en ese asunto.
Después de un par de horas y cuando Alba estaba más tranquila, nos fuimos a descansar, preguntamos varias veces las dosis que había tomado, su estado general, si algo le dolía… hicimos lo que pudimos estando en países diferentes.
En Brasil, como en casi todos los países de Latinoamérica, el aborto es legal sólo bajo ciertas circunstancias, como violaciones o en caso de que la vida de la madre esté en peligro.
En México, la Comisión Estatal de Derechos Humanos advirtió que lo que se ha hecho en Nuevo León representa una contradicción a la Carta Magna y a diversos tratados internacionales: limita el principio de autonomía, vulnera los derechos sexuales y reproductivos de la mujer y la coloca como medio y no como fin. Este último punto se refiere a la dignidad humana, por lo que una mujer no debe renunciar a su voluntad a favor de convertirse en un medio de procreación:
“La persona es un fin que ella misma decide sometiéndose a la regla, que no tiene precio y que no puede ser utilizada como medio, por todas las posibilidades que encierra su condición que suponen esa idea de dignidad humana en el punto de partida.”[3]
A meses de lo ocurrido, me pregunto cuántas mujeres estaban en la posición de Alba cuando me contactó, cuántas encontraron ayuda y cuántas encontraron la muerte. A estas alturas de la historia humana, ¿podemos considerar normal escondernos para poder gestionar nuestro cuerpo libremente?
Ayudé a una desconocida a realizar un acto ilegal desde el otro lado del mundo, eso aparecería en un papel. En la realidad, una chica sola y desesperada, sin herramientas legales, ni apoyo de su círculo social, me había contactado en uno de los momentos más difíciles de su vida.
¿Por qué tenemos que vivir un aborto escondidas? Ojalá Alba hubiera podido hablar abiertamente con sus seres queridos sobre la crisis que estaba pasando, ojalá no viviera en un país que la criminaliza por decidir qué hacer con su cuerpo.
Después de unos días, Itzel y yo nos pusimos de acuerdo para contactar a Alba, al parecer el aborto se había logrado y estaba en revisiones por una anemia. Se sentía aliviada, nos confesó que ella no estaba a favor del aborto, pero que no tenía sentido para ella ser madre sin desearlo.
No sé si cambió de idea después de este episodio, es duro cambiar de opinión si has sido educado de cierta forma, muchos cambian porque aprenden a ver las distintas realidades que los rodean, otras veces cambian porque la vida es más compleja de lo que parece.
Dejé que Alba decidiera si quería mantener el contacto, supuse que, debido a la naturaleza del evento, querría dejarlo en el pasado. Semanas después, nos agradeció la ayuda, por fin podía percibir la alegría y confianza de una persona plena.
Fuentes:
Aborto en Argentina: 4 claves que explican por qué ganó el rechazo a la nueva ley (y qué tendrán que hacer sus promotores para volverlo a plantear) Daniel Pardo
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-45124523
Congreso de Nuevo León aprueba penalización del aborto, Erick Muñiz
México ocupa el primer lugar en embarazo adolescente a nivel mundial, Michel Olguín Lacunza/Diana Rojas García http://www.unamglobal.unam.mx/?p=41566
México, primer lugar en abuso sexual infantil, según la OCDE, Sanjuana Martínez https://www.jornada.com.mx/2019/01/06/politica/008n1pol
Nuevo León prohíbe el aborto con derecho a la vida desde la concepción
https://www.forbes.com.mx/nuevo-leon-prohibe-el-aborto-con-derecho-a-la-vida-desde-la-concepcion/
*Estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM
[1] Congreso de Nuevo León aprueba penalización del aborto.
[2] Cambié el nombre para respetar su identidad
[3]El concepto de dignidad humana, la política y el derecho. Gregorio Peces-Barba Martínez, Catedrático de Filosofía del Derecho. Consulta 07/03/2019
https://libros-revistas-derecho.vlex.es/vid/concepto-dignidad-humana-politica-derecho-201354