Por Consatanza Soria
Elena, llegó a Chicago hace veinticinco años y comenzó a trabajar cuidando a los tres hijos de una amiga que es maestra de inglés; su carácter amable y su capacidad de organización hicieron que ese trabajo –inicialmente pensado como eventual-, fuera la semilla de una empresa sumamente fructífera, dado que “cuidar niños es un negocio con un enorme potencial económico si se sabe administrar”, nos comparte sonriente.
Como Elena, un porcentaje significativo de mujeres migrantes han decidido iniciar su propio negocio en Estados Unidos. Hace apenas una década, un gran número de empresarias Latinas estaba aún trabajando para alguien más, sin embargo, fieles al plan definido que trajeron bajo el brazo cuando llegaron a este país y su voluntad férrea de avanzar echando mano de una fórmula que apuesta a mucho más que trabajo duro, en pocos años han dado el paso necesario para ser sus propias jefas.
El cambio en el mundo empresarial dentro de la población migrante se ha acelerado, cuando en el pasado se hablaba de personas que habían venido a vivir a Estados Unidos y habían puesto sus recursos en un negocio, se pensaba en hombres que habían llegado de avanzada a trabajar y a invertir el dinero producto de ese empleo, para después hacer venir al resto de la familia y la mujer asumía un rol de apoyo en el establecimiento.
Hoy en día el escenario es distinto, según datos de The Center for Women’s Business Research, las mujeres son quienes están desempeñando un papel más activo en la creación de negocios que redundan en bienestar no solamente a nivel personal, sino que generan empleos y fomentan el crecimiento económico de la nación.
De acuerdo al American Community Survey del 2000 al 2010 se registró un aumento de emprendedoras inmigrantes por encima del 9 por ciento, mientras que el de las mujeres nacidas en este país tuvo un crecimiento del 6.5 por ciento; las Latinas dueñas de negocios no solamente sobrepasaron el número de colegas nacidas en la Unión Americana, sino también a los empresarios.
Esto se debe en gran medida a que en los países del centro y del sur de nuestro continente las mujeres tienen actualmente más acceso a la educación superior, se preparan más, y cuando eventualmente deciden emigrar a Estados Unidos llegan con un bagaje cultural mucho mayor y un plan de vida que incluye en muchas ocasiones la meta de ser empresarias, de ser sus propias jefas, con las ventajas que eso implica en cuanto al manejo de sus tiempos y de su agenda personal.
Esa idea que traen en la mente del negocio que desean iniciar, con frecuencia es una continuación de alguna actividad económica a la que se dedicaba su familia de origen en su tierra natal. Así por ejemplo, quienes crecieron en un círculo en el que había restaurantes, tienen ya el conocimiento de cómo funciona ese negocio y de cómo administrarlo para que fructifique e incluso se diversifique a otras ramas del comercio relacionadas con los alimentos.
Es el caso de Luisa Mena, quien llegó a Los Ángeles, en California, decidió dedicarse al “mercado de la nostalgia”, y abrió una tienda de ingredientes para cocinar comida típica Mexicana, “todos me decían que iba a fracasar, que un establecimiento en el que se vendía todo y nada a la vez no iba a durar, que debía vender comida lista para servirse porque la gente no tiene tiempo para preparar, ya saben, el trabajo, los niños, la limpieza de la casa, en éste país lo que más se vende es lo que facilita la vida, lo más práctico”, afirma la empresaria que creyó en sí misma cuando todos a su alrededor ponían en duda su proyecto.
“Aunque en la Costa Oeste se encuentran muchos lugares de comida Mexicana –continúa Luisa- las familias también necesitan los ingredientes para preparar platillos auténticos de nuestra gastronomía tradicional como el axiote, esta pastita mexicana parecida a un curry con las que se pueden condimentar las carnes y el pollo; la hoja de plátano para tamales oaxaqueños; la granada –o pomegranate en inglés- para adornar los famosísimos chiles en nogada, estos chiles poblanos rellenos de carne con pasitas, dulce de acitrón y que se bañan con crema de nuez dulce, aunque parezca mentira, las jóvenes generaciones siguen cocinando las recetas de platillos que preparaban sus abuelas, los olores de la comida son los olores de nuestro terruño, y producen una sensación de acompañamiento y de pertenencia muy grata para quienes venimos de otras latitudes”.
El hecho de que las empresarias Latinas tengan una presencia cada vez más fuerte en el mundo de los negocios es un tema importante no sólo a nivel económico y social, sino que tiene trascendencia en muchos otros ámbitos como el del tema de género, dado que la independencia de las mujeres comienza desde la economía, y quien es capaz de generar sus propios recursos tiene desde luego mucha mayor capacidad de decision sobre su propia vida.
No se debe soslayar el hecho de que abrir un negocio no es una tarea fácil de enfrentar, sobre todo si no se tiene experiencia en el mundo empresarial, de ahí que en la actualidad estén prolifereando también las escuelas y los despachos de asesoría para dotar a las inversionistas de los elementos básicos para identificar el producto o servicio que se ofrece, así como para obtener financiamiento.
Además de éstos útiles conocimientos para tener éxito como empresaria, el elemento fundamental e indispensable para lograr el éxito deseado “es la decisión, puedes tener talento para desenvolverte en algún ámbito, pero si titubeas, si no tienenes decisión, tu idea puede quedarse sólo en eso, en un proyecto, en sólo un sueño”, nos dice Eloisa Guzmán, empresaria dueña de 8 restaurantes y una licorería, en entrevista con También Somos Americanos.
Originaria de Puebla, México, Eloisa Guzmán se desempeñó como costura en el Bronx, en Nueva York, cuando llegó a la Unión Americana, echando mano del conocimiento adquirido en el taller de Corte y confección; después de seis años decidió cambiarse a Maryland porque deseaba comprarse una casa y un carro, en esa nueva época de su vida entró a trabajar a un restaurante y vendía oro de puerta en puerta en las tardes.
“Con el negocio del oro me iba muy bien, de hecho mi proyecto inicial era poner una joyería, sin embargo, salió primero la oportunidad de comprar el restaurante y en 1997 inauguré La Sirenita, mi primer restaurante en Hyattsville, en Maryland”.
Al poco tiempo y gracias al trabajo duro, disciplina y cuidado en la administración se vió en posibilidad de abrir otra sucursal de La Sirenita y en la actualidad son tres los restaurantes con ese nombre; además de otro llamado Las Margaritas, dos más a los que bautizó como La fondita; tres taquerias que son La placita, El sabor del Parque, y La Chocita y recientemente inauguró una licorería.
¿La formula para lograr este indudable éxito como empresaria? Eloisa Guzmán reitera: “decision y amar al cien por ciento lo que haces porque de eso vas a vivir toda la vida, hacer todo lo referente a tu negocio con mucho gusto, tratando bien a las personas que trabajan en él para hacer equipo y que cada quién haga correctamente la tarea que le corresponde”.
Elena, Luisa y Eloisa, son muestra del creciente universo de empresarias Latinas exitosas, que, según demuestran los números duros tiende a expandirse aún más.
Para quienes desean obtener información o asesoría acerca de cómo darle forma a su idea de emprendimiento, la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa ayuda a perfeccionar los planes de negocios y a hacer análisis de mercado. Para recibir asistencia se puede escribir el código postal en su sitio web y hacer una cita en una oficina local.