Todo comenzó en Europa en los últimos años del siglo XVIII. Con la revolución industrial y el motor de combustión interna inició una era de avances sin precedentes cuyos resultados quizás podrían ilustrarse con un simple dato: la población mundial pasó de menos de 1,000 millones a los 7,700 millones que somos ahora.
El hecho es que, en la víspera del 2020, a pesar de que en la lista de las corporaciones que generan mayores ingresos a nivel planetario siguen dominando las relacionadas con la energía fósil el top de las empresas de mayor valor para los mercados son todas relacionadas con la industria de las comunicaciones y la información.
Con un valor que ronda el millón de millones de dólares cada una, Microsoft, Apple, Amazon y Alphabet (Google), integran hoy el club de los dueños del mundo tecnológico y digital. Ello, a pesar de que cinco del top 10 en revenuesson empresas petróleo y gas y otra es el gigante eléctrico de China y dos más son fabricantes de autos que alimentan la demanda de hidrocarburos.
Una diferencia fundamental en el paso de una economía basada en la explotación de los recursos naturales – carbón, petróleo, etc.–, a una en la que su materia prima es la llamada data, es que, en el segundo caso, mientras más se usa, más valioso es.
En el paso de la era industrial a la era digital los grandes paradigmas de la civilización enfrentan desafíos equivalentes a los provocados en el planeta por los grandes cambios geológicos. En ese contexto, los medios juegan un rol central en la fabricación de una cultura global que es capaz de formar nuevos valores e inercias sociales.
Por medios entiendo aquí, sobre todo a esos grandes conglomerados que se ocupan de entretener, informar e incluso educar a la inmensa mayoría de los habitantes del planeta. Por ejemplo, en Estados Unidos, el 90% de la población consume todos los días el contenido que les ofrecen seis grandes conglomerados: Comcast –vía NBCUniversal–, Disney, Fox Corp., National Amusements –vía Viacom-CBS– y AT&T –via WarnerMedia.
El fenómeno de la concentración de los medios es más que evidente desde el boom del internet. Siete de los 10 más grandes emporios mediáticos son estadounidenses, dos británicos y el otro alemán. En la lista de los primeros 30 aparece únicamente un grupo latinoamericano, Grupo Globo.
Bastante parecido al juego de alianzas entre reinos previos a una gran confrontación final, el proceso de fusión y compra de medios ha tenido sus más recientes ejemplos en la compra que AT&T hizo de Warner en 2018 y la de Disney de Fox este año. ·La batalla final está cerca”, parecen decir los mercados financieros con su apuesta a un par de empresas que, en términos relativos, generan poco dinero: Facebook y Netflix.
Aunque como maquina generadora de dinero, Comcast lleva la mano, el contendiente que más destaca hoy es el Universo Disney, la próxima gran plataforma de entretenimiento global. Más allá del modelo de negocio (360 grados), la empresa es dueña de un importante segmento de la cultura popular americana (léase: global). Disney, Pixar, Marvel, Star Wars. Sin duda, pronto seremos testigo del reencuentro de los X-Men y los FantasticFour con el Capitán América y toda su pandilla.
Es claro que las consecuencias del cambio de era y reacomodos empresariales, van mucho más allá del terreno económico. Hoy pareciera sensato pensar en un futuro cercano en el que un puñado de mega-corporaciones se disputen “los espíritus y corazones” de las grandes audiencias internacionales.