Por Selene Barceló *
El ambiente electoral estadounidense por la sucesión presidencial, obligó a México a revisar la política hacia su diáspora y emprender una estrategia de contrapeso que proteja eficientemente la imagen del país y de los mexicanos que radican en Estados Unidos. El Presidente mexicano tomó la decisión de nombrar a un diplomático experimentado como nuevo Embajador en Estados Unidos, Carlos M. Sada. Es obvio entender de las entrevistas a la prensa del Embajador Sada, que el empoderamiento de los mexicanos en el exterior es prioritario para una estrategia que logre mejorar la imagen de México.
En otras palabras, México ha identificado con determinación, que los mexicanos y en general los hispanos que viven en Estados Unidos, pueden promover los intereses de los migrantes. Esto es una diferencia significativa con respecto a los tradicionales grupos de cabildeo de países cuya meta es la de influir en la política exterior de Estados Unidos en apoyo a sus gobiernos.
Mexico tiene una red de cincuenta Consulados y una comunidad mexicana activa en la mayoría de los Estados de la nación americana. Con una población de casi 35 millones de personas de origen mexicano que radican en Estados Unidos, es naturalmente lógico empoderarlos, a fin de que puedan ser promotores de los derechos de los mexicanos y mejorar su imagen a nivel local, estatal y federal. Los Consulados tienen una oficina del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) que, por más de 25 años ha cultivado la relación con representantes de las comunidades e implementado una variedad de programas constituidos por las oficinas centrales del IME en la Secretaría de Relaciones Exteriores en México.
Estos Consulados, con el liderazgo de cada Cónsul, pueden asistir en identificar y empoderar a mexicanos que vivan en las comunidades locales para conformar grupos de abogacía, los que podrían llegar a ser parte de la sociedad civil y de la vida pública. Es importante resaltar que no es fácil hermanar a este tipo de grupos de abogacía, por ello los ejemplos son escasos para México. Valores humanos, sensibilidad social y entendimiento de la problemática local desde una perspectiva de la vida del migrante, son esenciales. Un sistema de monitoreo sobre el progreso y el reporte al Embajador de México y la Cancillería, son necesarios.
El empoderamiento de las diásporas es y ha sido prioritario para sus países de origen. México se encamina a formalizar el interés de identificar grupos de abogacía formados por mexicanoamericanos que puedan mejorar la imagen de México y de su diáspora. Los grupos de abogacía pro México en Estados Unidos podrán empezar a dejar clara la imagen real de la diáspora mexicana y lo importante que son los trabajadores migrantes, tanto para México, su país de origen, como para los Estados Unidos, el país sede.
* Selene Barceló Monroy es miembro del Servicio Exterior Mexicano; la opinión expresada en este texto es estrictamente de su persona.