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Pokémon: herramienta para la divulgación de la paleontología

Pepe Herrera

Desde su aparición en 1996 (a pesar de que algunos sostienen que fue a finales de 1995), Pokémon se erigió como un fenómeno de alcance mundial. Más allá de las peripecias de sus variados protagonistas, tales como Ash, Misty, Brock, Serena y el equipo Rocket, entre otros, las icónicas criaturas que les han acompañado o que han encontrado en su camino, han fascinado a generaciones infantiles a lo largo de décadas.

Los Pokémon han ejercido un marcado impacto en la cultura pop. Dada su inmensa popularidad, es común hallarlos en distintos productos como indumentaria, tarjetas coleccionables, tazos, peluches, juguetes y videojuegos. Si bien en ocasiones pareciera que su relevancia comercial podría declinar, siempre resurgen con fuerza.

Ante su evidente demanda entre el público infantil, en tiempos recientes, los investigadores han dirigido sus esfuerzos hacia el análisis de este fenómeno desde una perspectiva académica. El análisis más actual fue llevado a cabo por científicos brasileños, quienes resaltaron que Pokémon podría fungir como un valioso medio para promover el interés en la paleontología entre los niños. Esto se debe a que ciertas criaturas de la franquicia presentan características análogas a las de animales prehistóricos.

“Detectamos que, al menos, 21 Pokémon ostentan características semejantes a seres prehistóricos que existieron en nuestro planeta (en su universo ficticio, son categorizados como fósiles). Determinamos que se agrupan en dos conjuntos, ambos inscritos en el reino Animalia: uno integrado por invertebrados, con un total de ocho ejemplares; y el otro, conformado por vertebrados, contando con 13 especímenes”, detallan los investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro.

Los Pokémon que se proponen como referentes en la instrucción paleontológica son los siguientes:

Omanyte

Basado en los amonites, Omanyte posee tentáculos y un conspicuo caparazón. Este último presenta dos aberturas circulares de donde emergen sus prominentes ojos. Asimismo, su concha alberga nervaduras que delimitan las cámaras internas.

Omastar

Como evolución de Omanyte, Omastar también pertenece a los amonites. Sin sdiscrepancias radican en la marcada presencia de espinas distribuidas linealmente a lo largo del caparazón, siendo semejante a la especie Spinikosmoceras aculeatum, que igualmente se caracteriza por dicha particularidad.

Kabuto

Este Pokémon comparte similitudes morfológicas con el Phacops, un trilobite que habitó durante el período Devónico. Se pueden observar paralelismos entre ambos, como la zona redondeada del céfalo y sus ojos, que les proporcionan una clara visión de su entorno.

Kabutops

Hay una fuerte correspondencia entre Kabutops y la especie Panduralimulus babcocki. Dicha semejanza se manifiesta en características como el prosoma (la sección anterior del cuerpo) de contorno semicircular, ojos que sobresalen delante de las crestas oculares y que se extienden hacia la parte posterior, y el opistosoma (sección posterior del cuerpo) arqueado con un telson triangular, elongado y puntiagudo.

Anorith

Este Pokémon, que muestra rasgos compartidos con camarones y cangrejos, tiene como ancestro al Anomalocaris, un predador semejante a un camarón que existió durante el período Cámbrico. Son notablemente similares en múltiples aspectos, tales como la estructura de la cabeza, ojos situados en sus extremos, segmentos pareados a los lados a lo largo de su cuerpo y un par de apéndices en forma de cuchilla al inicio de su estructura.

Armaldo

 Armaldo es quizás uno de los Pokémon que más fielmente reflejan la criatura prehistórica que les sirvió de inspiración. Tanto Armaldo como la especie Anomalocaris saron muestran semejanzas en sus rasgos físicos, tales como sus ojos alargados y destacados, espinas sobresalientes, tres pares de aletas extensas y una cola prolongada.

Lileep y Cradily

Estos Pokémon se inspiran en Eretmocrinus, un género extinto de los crinoideos conocidos comúnmente como lirios del mar. “Ambos poseen un total de ocho brazos alrededor del disco oral de aspecto aplanado, y su cáliz, cónico y con cierta concavidad en los lados, es similar”. A pesar de ciertas variaciones morfológicas en el género con respecto a las placas calcáreas (compuestas de carbonato cálcico), las similitudes mencionadas relacionan directamente a estos Pokémon con dicho género fósil.

Tirtouga y Carracosta

Tirtouga y su evolución, Carracosta, encuentran su esencia en la extinta tortuga Protostega, la segunda tortuga más grande jamás conocida que habitó en la región que hoy se conoce como América del Norte. “La similitud entre esta tortuga extinta y los Pokémon se centra especialmente en el caparazón y el cráneo. Se podría decir que prácticamente son una réplica”.

Los Pokémon dinosaurios

A pesar de que el universo Pokémon suele inspirarse en animales contemporáneos, existen ejemplares que se basan en dinosaurios, compartiendo con ellos características morfológicas.

Tal es el caso de Aerodactyl, inspirado en el Scaphognatus, un pterosaurio del Jurásico Superior originario de lo que hoy es Alemania; Cranidos, que recuerda al Pachycephalosaurus por su robusto cráneo lleno de crestas; Rampardos, que, al ser la evolución de Cranidos, se asemeja al mencionado Pachycephalosaurus, pero incorpora características del dinosaurio Stygimoloch; y Sheldon, basado en el Protoceratops, conocido como el primer dinosaurio con cuernos.

Además, el Chasmosaurus sirve de inspiración para Bastiodon, un Pokémon de tipo roca/acero de dimensiones reducidas pero gran resistencia. El majestuoso tiranosaurio rex se refleja en Tyrunt y Tyrantrum. Amaura y Aurorus toman su esencia del Amargasaurus, un colosal saurópodo que habitó el territorio que hoy llamamos Argentina. Por último, Archen y Archeops se inspiran en el Archaeopteryx, un dinosaurio emplumado considerado como el precursor de las aves.

Los expertos subrayan la importancia de hallar nuevos focos de interés que potencien la divulgación del trabajo paleontológico.

“Materiales como estos contribuyen a popularizar la paleontología al brindar mayor accesibilidad a estos contenidos fuera del ámbito académico”, señala el estudio.

Ideas destacadas

  1. Pokémon, desde su aparición entre 1995 y 1996, ha sido un fenómeno global que ha cautivado a generaciones de jóvenes a través de sus personajes y criaturas.
  2. A pesar de las posibles fluctuaciones en su relevancia comercial, los Pokémon continúan siendo una figura prominente en la cultura popular, manifestándose en una variedad de productos, desde tarjetas coleccionables hasta videojuegos.
  3. Recientemente, los académicos han comenzado a analizar el fenómeno Pokémon, y un estudio realizado por investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro sugiere que podría ser una herramienta valiosa para fomentar el interés en la paleontología entre los niños.
  4. Al menos 21 Pokémon muestran características similares a seres prehistóricos que una vez habitaron la Tierra, y se dividen en dos grupos principales: invertebrados y vertebrados.
  5. Varios Pokémon se basan directamente en criaturas prehistóricas, como Omanyte y Omastar, que se inspiran en los amonites, o Kabuto y Kabutops, que tienen similitudes con trilobites y otras criaturas marinas prehistóricas.
  6. Otros Pokémon, como Tirtouga y Carracosta, se inspiran en tortugas prehistóricas, mientras que un grupo distinto se basa en dinosaurios, tomando características clave de estas antiguas bestias para su diseño.
  7. Aunque la mayoría de los Pokémon se inspiran en animales contemporáneos, la existencia de aquellos que se asemejan a dinosaurios y otras criaturas prehistóricas destaca el potencial educativo de la franquicia en términos de enseñanza paleontológica.
  8. Para los expertos, es crucial identificar y aprovechar medios populares como Pokémon para mejorar la divulgación de la paleontología, haciendo que el campo sea más accesible y atractivo fuera del ámbito académico.
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