Sandra Delgado / Ilse Ronces / Emmanuel Medina / Nycol Herrera / Dolores Rojas
- A diferencia del estornudo o la tos se desconoce su finalidad
- Puede deberse a padecimientos gástricos o ser resultado de emociones intensas, aunque esto debe investigarse más
Cuando nos da hipo no falta quien recomiende prácticas “efectivas” para quitarlo, como colocarnos de cabeza, aguantar la respiración, chupar un limón o recibir un susto. Pero, ¿qué dice la ciencia?
El hipo es una respuesta corporal en la que se contraen los músculos respiratorios, principalmente el diafragma (que divide la cavidad torácica de la abdominal); ello provoca un cierre de la vía aérea superior y el característico sonido de “jic”, explica Daniel Pahua Díaz, académico de Salud Pública de la Facultad de Medicina (FacMed) de la UNAM.
“Desconocemos su finalidad pues es diferente a reflejos como el estornudo o la tos; sin embargo, se han definido cerca de 100 factores desencadenantes. Los que más se han estudiado son los gástricos y algunas causas torácicas; entre estos se cuentan el reflujo, la gastritis, problemas en el esófago, la garganta o inflamación del abdomen”.
El hipo también se ha asociado con enfermedades de tipo emocional como depresión, ansiedad o estrés. Esto llega a ocurrir cuando —sin darnos cuenta— hiperventilamos por tensión o angustia. No obstante, la relación entre el hipo y las emociones aún se investiga.
Existen tres tipos: aislado o único, agudo y crónico. El primero se da en una ocasión y desaparece, el segundo dura menos de 48 horas y el tercero es el que puede prolongarse por días, semanas o meses. Este último, aunque no suele considerarse grave o incapacitante, sí es “molesto” y debe examinarse para descartar algún problema agudo.
“Para quitar o disminuir el hipo único o el agudo se puede tomar un poco de agua fría o hacer gárgaras con ella, contener la respiración, respirar en una bolsa de papel o practicar la maniobra de ‘Valsava’, consistente en inspirar de forma profunda y luego espirar con fuerza, manteniendo la glotis cerrada por 10 segundos”, expone el también coordinador de Evaluación de la FacMed.
Quien desarrolla hipo crónico debe ser valorado por un especialista y recibir medicamentos para atender el problema que lo desencadenó (por ejemplo, gastritis). En caso de que lo anterior no funcione se requerirán otras técnicas para identificar el detonante. “Si estamos predispuestos al hipo y nos gustan los alimentos picantes o condimentados ingirámoslos en pequeñas cantidades, y evitemos las bebidas gaseosas. Esto es algo que recomendamos los médicos”.