En esa Casa de los Espejos que es el mundo mediático, “la noticia” es la gran popularidad de Donald Trump y sus aspiraciones para llegar a la Casa Blanca. Y ciertamente que el exótico empresario y figura del entretenimiento a sabido apretar los botones adecuados para ocupar encabezados en presa y tiempo aire en los medios electrónicos.
Si bien, con demasiada frecuencia su principal argumento para “demostrar” su supuesta capacidad de ocupar la Presidencia de Estados Unidos son las encuestas que lo colocan a la cabeza de los precandidatos del Partido Republicano, el hecho es que Trump ha sabido excitar a la extrema derecha estadounidense. Desde las fuerzas neonazis, los grupos racistas y buena parte de quienes nunca aceptarán que su Estados Unidos haya elegido a un Presidente afroamericano. No es casualidad que la principal bandera de Trump haya sido su feroz ataque contra los inmigrantes indocumentados, sobre todo los mexicanos.
Sin embargo, basta con tomar una poca de distancia de la estridencia mediática, para que nos quede claro que la sociedad estadounidense no ha comprado el discurso de odio del nieto de inmigrantes alemanes. Según el Pew Research Center un 74 por ciento de la gente está a favor de una reforma migratoria que permite a los inmigrantes sin papeles permanecer el país.
Por supuesto que es posible que Trump siga avanzando en un sistema político en el que la democracia se ha convertido en lo más cercano a un circo, sobre todo dentro de un partido que parece dispuesto a darle la espalda a la propia demografía nacional. Pero, no deja de ser importante el hecho que, al menos hasta ahora, la propia sociedad rechace con tanta claridad la retórica del señor Trump
