Por UNAM Global/Daniel Francisco
Después del tercer intento ganó la Presidencia. Su disciplina tuvo recompensas.
Se arregló la dentadura, sonrió más, comenzó a usar trajes de marca, se rodeó de empresarios. Había que revertir la imagen de rijoso, de enemigo del capital, de la clase media.
Contrató asesores con experiencia internacional y siguió la receta al pie de la letra. Así, Lula Da Silva por fin ganó la Presidencia de Brasil.
En México, el puntero en las encuestas para la elección presidencial del año que viene es el Peje. López Obrador administra su ventaja y su línea discursiva es la del ganador, sus palabras hablan de la inminencia de que sea el próximo Jefe del Ejecutivo. Luego de varias décadas de pulir cuidadosamente una imagen de populista y antisistema, AMLO también juega la carta mediática. Como la imagen falsa distribuida en redes por su ejército de seguidores digitales que lo muestran como presidente de México dentro del universo de Los Simpson.
Es el un nuevo inicio de la carrera rumbo al 2018. La batalla de los boots, entra a una nueva etapa.
En cierto sentido, en México las redes sociales –esas de los más de mil millones de usuarios, las de los gatitos bailarines y fotos personales– son un instrumento más para esparcir el rumor, fijar mensajes y enviar globos sonda. Como en toda guerra, además, para algunos serán un gran negocio.