Michel Olguín Lacunza / Alberto Resendiz
Recientes investigaciones han determinado que el cerebro del perro puede distinguir la voz de su dueño del sonido emitido por otros canes, lo que sugiere que evolucionaron para reconocer nuestras voces a partir de las suyas, explicó Fausto Reyes Delgado, director médico del Hospital Veterinario UNAM Banfield, sobre un artículo publicado en la revista Science.
La autora del estudio, Anna Bálint, neurocientífica canina de la Universidad Eötvös Loránd, en Hungría, recurrió a un electroencefalograma que mide las ondas cerebrales individuales.
Reclutaron a 17 perros de las razas border collie, golden retriever y un pastor alemán. Previamente se les enseñó a permanecer quietos durante varios minutos a la vez.
A cada perro se le colocaron electrodos en la cabeza para registrar su respuesta cerebral. Sin embargo, no fue una tarea fácil, porque las cabezas de los canes tienen muchos músculos que pueden obstruir una lectura clara.
Luego reprodujeron clips de audio de humanos y perros. Los sonidos humanos incluían vocalizaciones no lingüísticas como balbuceos, risas y toses de bebés, mientras que los sonidos de los perros incluían olfateo, jadeo y ladridos.
Cada sonido se clasificó como transmisor de una emoción positiva o neutral, según el contexto en el que se reprodujeron, como el aullido de un perro jugando con una pelota.
Para cada uno de los ruidos, los perros experimentaron un cambio en las ondas cerebrales dentro de los primeros 250 o 650 milisegundos. En los cerebros humanos, la diferencia de señal en este lapso se asocia con la motivación y la toma de decisiones.
Pero en los cachorros, esto sugiere que están tratando de averiguar quién o qué está haciendo el sonido y cómo responder. Los cerebros de los perros no produjeron ninguna señal significativa en los primeros 250 milisegundos, el tiempo en el que los humanos procesan las cualidades del sonido. Eso sugiere que los perros no notaron que las voces sonaban diferentes.
Cuando las ondas cerebrales de los perros alcanzaron su punto máximo en el rango de 250 a 650 milisegundos, éstas se dispararon de manera diferente según a quién escuchaban.
Así, las ondas eran más positivas eléctricamente en respuesta a las vocalizaciones humanas, y más negativas eléctricamente en respuesta a los sonidos caninos.
De acuerdo con el experto de la UNAM, este artículo demuestra de forma científica lo que ya sabíamos, porque el ejemplar siempre responde de manera diferente a los sonidos humanos y de otros canes.
“Todos los que tenemos un perro sabemos que éste se relaciona con todos los integrantes de la familia de forma muy importante para interactuar con todos, pero generalmente con quién interactúa mucho más es con quien se va a entender fácilmente”, añadió Fausto Reyes Delgado.
Por ejemplo, cuando estamos en el núcleo familiar junto con el ejemplar y éste escucha la voz en crisis de la persona que más sigue, se dirige a ella; por supuesto que pueden determinar tonos, pausas y diferenciar entre las personas.
Otro caso es con los perros de protección, quienes reciben una orden para morder y luego deben soltar a la persona con la voz que les da el mando.
Para lograrlo tienen que diferenciar entre distintos tonos de voz, la que conocen y las desconocidas. Esto nos habla de un proceso de inteligencia en cuanto al lenguaje y lo que entienden.
En el caso de los gorilas, nuestros parientes más cercanos, pueden comunicarse con nosotros a través de señas, pero no entienden tantas órdenes como los perros, que captan más de trescientas órdenes.
Lo mismo pasa con los delfines, los seres más inteligentes del planeta: no entienden tantas órdenes como los caninos, quienes captan desde la orden más sencilla: sentado, quieto…, hasta las más complicadas, como quédate de guardia, protege, etcétera.
Esta situación nos habla del proceso de penetración que hemos tenido con ellos y su inteligencia, agregó Fausto Reyes Delgado.
De acuerdo con el artículo, saber cómo procesan los perros el sonido podría ayudar a los expertos caninos a entrenar mejor a estos ejemplares de servicio o trabajo.