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Repetir la historia: La segunda fuga del Chapo

Por Vidal Romero

La nueva fuga del Chapo Guzmán pone en evidencia—una vez más—el profundo problema de corrupción
Precisamente porque el caso del Chapo Guzmán es paradigmático de lo que sucede en México, no debiera asombrarnos tanto. Quizá no era un asunto—como muchos otros—de si sucedería o no, sino de cuándo sucedería.

Todas las mediciones que aproximan la corrupción en México de distintas fuentes coinciden en que México es uno de los países más corruptos del planeta. El Gráfico 1 muestra los datos de la encuesta 2014 del Barómetro de las Américas que compara la proporción de individuos que manifestaron haber sido víctimas de la corrupción en todos los países del continente.

Se observa en el Gráfico 1 que México se ubica penosamente muy arriba en el ranking de países. Ciertamente México no es Haití, que es un extremo en corrupción, incluso para estándares de Latinoamérica; pero tampoco es Chile, Uruguay, Argentina o Colombia, países que reportan niveles mucho más bajos de corrupción en condiciones similares a las de México. El problema es serio.
Además, existe la percepción—esta sí común a todo el continente, no sólo México—de que la corrupción es un fenómeno generalizado, como lo muestra el Gráfico 2. Este Gráfico muestra la proporción de personas que percibe que la corrupción es generalizada en su país.
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El problema de corrupción no es (sólo) un tema moral, sino que tiene repercusiones muy fuertes en la economía y la seguridad; no es casual que estos 3 sean los problemas principales de México y muchos otros países en Latinoamérica.

Los altos índices de crímenes no son un fenómeno aleatorio, sino que las organizaciones criminales se establecen en contextos de gobiernos corruptos.

De igual forma, la economía se deprime ante la presencia de la corrupción, la que funciona como un impuesto para quienes viven en dichas sociedades e inhiben la inversión.

Después de lograr economías relativamente estables al nivel macroeconómico en Latinoamérica y México, el siguiente reto es la reducir drásticamente la corrupción. Si esto, ni la inseguridad mejorará, ni las economías crecerán lo suficiente para reducir la pobreza y la desigualdad. Y tendremos más Chapos en las calles.

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