Por Alfonso Totosaus
Desde hace no muchos años hay disponibles en el mercado alimentos marcados como “orgánicos”. Estos alimentos se producen de manera natural, sin compuestos químicos que de alguna manera u otra afecten su desarrollo (fertilizantes para crecer más rápido o pesticidas en plantas, antibióticos u hormonas en animales). Sería como la antigua forma de producir alimentos, sin el efecto que han tenido la industria química y la biotecnología en aumentar la producción de alimentos.
El abuso en ciertas sustancias ha creado cierta renitencia de los consumidores a los alimentos procesados, con cierta razón, por lo que sí se puede pagar un poco más uno puede orientarse al consumo de alimentos orgánicos. Lo cual es una realidad, pues la demanda de alimentos orgánicos ha crecido de manera importante en Norte América y gran parte de Europa. Primeramente, la USDA define a la agricultura orgánica como aquella que utiliza métodos que conservan el medio ambiente y evitan utilizar materiales como pesticidas y antibióticos. También especifica los estándares para este tipo de alimentos, donde en general las operaciones de alimentos orgánicos deben proteger los recursos naturales, conservar la biodiversidad, y utilizar solo las sustancias aprobadas, dentro de la producción de cultivos orgánicos (está prohibido el uso de irradiación, lodos residuales, fertilizantes sintéticos, pesticidas y organismos modificados genéticamente), carne y leche orgánicas (no se usan antibióticos u hormonas, se usa forraje orgánico también y los animales no están confinados), y alimentos orgánicos multi-ingrediente (en la etiqueta el sello de “orgánico” de la USDA significa que el 95% del alimento sea de origen orgánico, así como también debe indicar cuales son específicamente los ingredientes orgánicos).
Ahora bien, en cuanto a la cuestión de si son mejores los alimentos orgánicos a los tradicionales, hay que considerar algunos aspectos. Primero, la composición nutricional. En cualquier método de cultivo o cría de animales para carne o leche, hay una inherente variación composicional. Es decir, que aunque las zanahorias provengan de la misma granja, no todas tendrán exactamente la misma composición. En carne o leche es lo mismo, la edad y otros factores afectan la composición de la carne o leche proveniente de estos animales. Esta diferencia es importante al tratar de comparar entre cultivos orgánicos o no, ya que nutricionalmente hablando, la composición de los alimentos orgánicos y no orgánicos no se ve afectada por el sistema de producción (tienen el mismo contenido de proteína, fibra, grasa, colesterol, etcétera). La que sí es una ventaja es que los alimentos orgánicos están libres de productos químicos, pesticidas o conservadores, y esto es importante para personas alérgicas a estos compuestos.
Un factor más importante aun es la percepción del consumidor por los estándares para la producción de alimentos orgánicos. Los sistemas de certificación y control son subjetivos, y el mero hecho de poner un logo solo garantiza que los consumidores prefieran o no esa marca, considerando que una cosa es la producción en el campo o granja, y otra el complicado sistema de distribución y venta, que es a fin de cuentas el canal para hacer llegar estos productos a los consumidores. Generalmente, un precio Premium asociado están asociados a un logo con controles estrictos que el consumidor asocia a la calidad y seguridad del producto, sobre todo en consumidores frecuentes. Aquí también se distinguen dos grupos de consumidores: uno, consumidores regulares que tiene motivaciones éticas de compra; y dos, consumidores ocasionales cuya motivación de compra tiene que ver con cuestiones de seguridad o alimentos más sanos. No obstante, cualquiera que sea el motivo de compra, si con consumidores regulares u ocasionales, el consumo de productos orgánicos está creciendo y podría ser una alternativa de alimentación más sana, pero más sana en cuestión de reducir el consumo de algunos químicos residuales que podrían llegar, sobre todo en alimentos frescos. En alimentos procesados (comidas preparadas para el microondas, por ejemplo), el consumir menos aditivos también podría encaminarnos a una alimentación sin tantos residuos.