Por Monserrat Pizarro Rodas y Patricia Vergara Aragón*
El creciente interés de las personas por mantenerse saludables y con un peso corporal ideal, fue un factor determinante para que la industria de los alimentos iniciara un acelerado crecimiento en materia tecnológica para satisfacer las demandas de la población y esta era mejorar la calidad nutricional de los alimentos.
Es así que durante los años 80 aparece en primer grupo de bebidas modificadas en su composición llamadas “light” o ligeras. Estas son bebidas refrescantes sin azúcar y con sacarina como principal compuesto, con el cual ofrecían disminuir su valor energético con respecto a la presentación normal. Cabe mencionar que la sacarina es 300 veces más dulce que el azúcar y no aporta energía, en aquel momento, el Congreso de los Estados Unidos amenazó con prohibir su distribución debido a que había estudios en los que se comprobó que en animales de experimentación tratados con estas bebidas fueron detectadas células cancerígenas.
Más tarde, en un esfuerzo por alcanzar el desarrollo y la producción que el mercado exigía, surgieron los sustitutos de grasa, para conseguir una mayor aceptación de los consumidores. Así al disminuir el contenido de grasas y azúcares de los alimentos, se ofrecía al consumidor una alternativa para reducir su ingesta calórica.
Actualmente no sólo destacan los refrescos sino también los lácteos (leche, queso, crema, carnes, yogur, helado), margarina, pan, entre muchos más. Cabe señalar que una gran cantidad de alimentos que se presentan al consumidor como light no lo son; pues para que un producto pueda ser considerado dentro de esta clasificación, es necesario que haya disminuido al menos en un 30% su valor energético con respecto a su presentación normal.
En este sentido, la recomendación de los especialistas es que pueden consumirse productos light, siempre y cuando sean un complemento en la alimentación, y no un suplemento.
Actualmente se tiene la idea errónea que los productos light adelgazan, el problema no es el producto light, sino abusar de su consumo.
El exceso en el consumo de estos productos sólo producirá un incremento de peso, incluso mayor que si se hubiera ingerido los productos convencionales, esto se debe a que un producto que se ostente como light no siempre significa que su aporte calórico es bajo por lo que se debe controlar la cantidad que se ingiere. Por otro lado, es un hecho que los productos light son más caros que los convencionales, y debido a la reducción en su contenido de grasas puede ser útil para personas que deben controlar la cantidad de grasas en su dieta. Sin embargo, deben tomar en cuenta que disminuyendo las raciones y evitando el consumo de carbohidratos (harinas y azucares), se conseguirá reducir la grasa corporal sin tener la necesidad de optar por los alimentos light, el problema no es el producto light, sino abusar en su consumo.
Sustituir los alimentos convencionales por productos light, puede provocar desnutrición, obesidad y trastornos de la conducta alimentaria como anorexia y bulimia. También son consecuencias de consumir en exceso productos light, los cálculos renales. Se ha documentado que el consumo diario de bebidas light produce un descenso del 30% en las funciones normales del riñón y de algunos tipos de cáncer sobre todo en cólon.
Es importante señalar que son muy pocos los productos que cumplen la norma y sólo algunos de ellos incluso son totalmente diferentes a la presentación base lo que significa que el alimento puede disminuir su contenido de algún elemento como azúcares, pero aún tener altas cantidades de otros más como las grasas. Si la opción mas comoda por el ritmo de vida tan agitado es el consumo de alimentos light, no olviden combinarlos con el consumo de alimentos crudos de origen vegetal.
*Facultad de Medicina, UNAM