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¿Un Mexicano en la Casa Blanca?

Rocky de la Fuente, un empresario de raíces mexicanas, podría convertirse en el mejor antídoto para contrarrestarla propuesta “xenófoba y racista” de Donald Trump.

Carismático, bromista y multimillonario, busca ganar la Casa Blanca a partir de una plataforma de prosperidad económica compartida y respeto a los creadores de este país, los inmigrantes.

Por César Romero

Casi literalmente, nada más lejos de Washington D.C. y su Casa Blanca que San Diego, California. Sin embargo, de cara al tsunami antisistema que sacude la vida política del mundo actual, es en esa ciudad fronteriza donde surgió hace unas pocas semanas Roque de la Fuente Guerra, un exitoso empresario local que asegura poder conquistar la candidatura presidencial demócrata y desde ahí, convertirse en el personaje ideal para detener la ola de odio y discriminación racial que encabeza el empresario de Queens, quien hoy es el favorito de las encuestas para conquistar la candidatura republicana.

Hijo de padres mexicanos, Rocky de la Fuente pertenece a ese universo fronterizo que tan bien ilustra los retos y grandes ventajas de la economía de América del Norte: un universo en el que la mano de obra mexicana y la visión de negocios del norte, le permitieron conquistar el mercado internacional.

Luego de amasar una importante fortuna en la industria automotriz, Rocky intenta —al igual que Trump, Fiorina y Carson–, ser electo por primera vez en su vida a un cargo público (la Presidencia de Estados Unidos), a partir de reconocer el momento político excepcional que vive hoy Estados Unidos. Aparentemente agotadas la retórica y las formas de la política tradicional, el país elegirá a su primera presidenta, a su primer socialista, su primer empresario sin experiencia política previa. O quizá, a su primer presidente Hispano.

Rocky de la Fuente es un personaje de tez clara que estudió su Universidad en el Distrito Federal y cuyo perfil de vida es mucho más cercano a la demografía Latina que el resto de los aspirantes, particularmente los republicanos que abiertamente han levantado las banderas anti-inmigrantes.

También Somos Americanos realizó una encuesta nacional por internet, en la cual se dirigió a los entrevistados a que conozcan al candidato presidencial a partir de su sitio de Facebook.

Una mayoría de la gente que lo conoció por este medio –55 por ciento– aseguró tener disposición a votar por él como el primer Presidente Hispano en la historia de Estados Unidos. Y, por supuesto, casi 9 de cada 10 quieren verlo participar en los debates televisados del Partido Demócrata.

Si bien el reconocimiento de nombre es un desafío real –sobre todo en un país donde el corazón de la industria del periodismo político se encuentra a unas pocas cuadras de la casa de Trump y a varios miles de millas de la de Rocky–, la personalidad y carisma del empresario californiano le podrían permitir construir una imagen nacional en muy poco tiempo.

De hecho, según él mismo afirma, a sólo tres semanas de que registró su precandidatura ya es el tercer favorito entre los aspirantes demócratas, solamente después de Hillary Clinton –uno de los grandes símbolos de las actuales dinastías políticas de este país–, y de Bernie Sanders, un autoproclamado socialista que también quiere ser Presidente.

Además, por supuesto, de factores de mayor peso real, como su fortuna personal de varios cientos de millones de dólares y la propia demografía Latina, en la que cada día es menos sostenible la brutal sobrerrepresentación de algunos líderes cubano americanos –como los senadores Marco Rubio o Ted Cruz–dentro de una comunidad de 55 millones de personas, de las cuales a penas 1 millón y medio comparten la peculiar experiencia del exilio cubano de Miami. En la vida real, la inmensa mayoría de los Hispanos son de origen mexicano y votan demócrata.

Rocky de la Fuente, quién se define a sí mismo como un “demócrata conservador”, es capaz de declarar que Hillary ha tenido el tino de deslindarse en su precampaña del apellido de su marido y asegurar que su mejor lugar sería en casa haciéndose cargo de Bill. Tampoco parece intimidarse por la figura de Trump, a quién le reconoce la gracia de contar con un buen apellido, el cual, dice, usa como bandera, para evitar que su nombre de pila, Donald, lo acerque al mundo de los personajes de Disney.

Si quieres conocer más, visita su página de internet:  https://www.rocky2016.com

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