La desaparición de la vaquita marina, el cetáceo más pequeño del mundo, significaría que estamos perdiendo la guerra contra la extinción, y que si no podemos proteger esta especie muy tangible, hay poca esperanza de atacar otros problemas que amenazan nuestra integridad como civilización, remarcó Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM.
México tiene que declarar estado de emergencia en el Alto Golfo de California y poner en semicautiverio al mayor número posible de esta especie endémica del país a fin de evitar que se extinga en los próximos meses, pues se calcula que quedan menos de 30 ejemplares.
El universitario hizo un llamado para que el gobierno mexicano no baje la guardia en la protección a este mamífero marino y para que la siguiente administración garantice continuidad en las acciones para su cuidado, así como creatividad para conservar y manejar la biodiversidad del país.
“Hay dos soluciones: la primera es establecer un estado de emergencia en el Alto Golfo de California, en un área donde no haya embarcaciones y la autoridad tenga facultades para actuar. Esos estados de excepción se manejan, por ejemplo, en las plataformas petroleras”, explicó.
También, prosiguió, se debe hacer un gran esfuerzo para poner a las vaquitas marinas que quedan en semicautiverio, en una zona de varios kilómetros cuadrados, cercada y con mucha vigilancia. “Se trató de hacer, se agarró una, pero murió, y entonces se detuvo el proceso”.
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