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Horacio Franco, profeta en su tierra

Por Ángeles Vázquez

Horacio Franco es un flautista y director de orquesta que encontró el éxito nadando a contracorriente. Hoy en día es reconocido mundialmente como el mejor intérprete de Flauta de Pico, también conocida con Flauta Dulce, instrumento que descubrió a los once años, cuando entró a la clase de música en la escuela secundaria; y asido de esa pasión logró que su instrumento se reconociera en México y existe ahora en el Conservatorio Nacional de Música una carrera o especialidad en Flauta de Pico, como la hay en otros países del primer mundo como Holanda, Francia y Estados Unidos, entre muchos otros, en éste mes se presentó en la Ciudad de Los Ángeles, y sus conciertos coincidieron con los festejos del Mes de la Hispanidad en este país.

Decimos que llegó al éxito nadando a contracorriente porque cuando Horacio era niño, ser artista en México no se consideraba una opción seria si deseabas tener asegurado tu futuro económicamente. Ser pintor o músico era casi sinónimo de ser bohemio, así que cuando les comunicó a sus papás que habia encontrado su vocación y que estaba en el terreno de la música, desde luego no lo tomaron en serio.

Sin embargo, el niño Horacio no se dejó vencer al no tener apoyo, él había encontrado su pasión en la vida y aunque no lo verbalizara de esa manera, tenía claro que se jugaría la vida por eso que lo hacía feliz.

En sus inicios fue practicamente autodidacta, no obstante tener el apoyo de uno de sus maestros de música Horacio tocaba todo el tiempo y sacaba de oido todas las sonatas y melodías que le gustaban, hoy es uno de los músicos más conocidos en todo el mundo y de los más reconocidos en su instrumento.

Horacio estudió en el Conservatorio Nacional de México y más tarde viajó a Holanda a seguir su formación profesional en el Sweelink Conservatorium en Amsterdam, en donde obtuvo el grado de “Solista Cum Laude”.

No obstante tener la posibilidad de radicar en más de una docena de paises en donde podría tener un muy buen nivel de vida, Horacio Franco decidió regresar a México, y luchar para que en las escuelas de música se creara la carrera en su especialidad, en 1981 fundó la Carrrera de Flauta de Pico en el Conservatorio Nacional de Música, convirtiéndose así en profeta en su tierra.

Además de poner en alto el nombre de México en el mundo, con sus conciertos –tiene en su agenda un promedio de 150 presentaciones al año- Horacio se dedica a la docencia.

Como maestro es inflexible, ya que es fiel a su premisa que el talento por sí sólo no lleva a los artistas a ningún lado, “trabajo y disciplina es la clave del éxito”, afirma categórico.

Sin ser político, Horacio es Diputado Constituyente. “Soy de los diputados pobres que por fortuna no recibimos ni un cinco, y qué bueno porque yo no quiero recibir dinero, pero ésto me da la oportunidad de propugnar por la revaloración de los artistas minoritarios como los músicos indígenas, los trovadores y jóvenes que se dedican a pintar con aerógrafo entre otros, que no son catalogados como artistas y no pueden tener becas para continuar su formación.

Recientemente sacó un disco del Medievo al Danzón, en donde su versión de Nereidas fue muy celebrada, al respecto, al flautista comenta “como músico clásico tienes que ser muy abierto a cualquier manifestación artística, cuando tienes que formar audiencia y convencer al público de que la música clásica es igualmente divertida que lo que escuchan comunmente, este disco fue plan con maña porque de ésta forma le enseño a los jóvenes y a las personas que escuchan danzón, que igualmente pueden disfrutar a Bach o a cuaquier otro artista clásico”.

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