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¿Qué tan loco está Donald Trump?

Por Vidal Romero

¿Qué tan loco está Donald Trump? La respuesta corta es que no está loco.

Por el contrario, sus declaraciones anti-inmigrantes y más específicamente anti-mexicanos responden más a una buena lectura de las preferencias de los votantes republicanos. Las encuestas muestran que Trump aventaja a todos los potenciales candidatos republicanos a la presidencia. Sus declaraciones han rendido frutos y su mensaje ha sido bien recibido por los votantes de su partido político.

No es Trump lo que debiera preocuparnos. Sus dichos bien podrían quedar en una anécdota folclórica y un mal rato para los mexicanos. Lo que debiera preocuparnos es que tantos norteamericanos piensen igual que Trump. Este personaje lo que ha hecho es tomar ese sentimiento latente anti-inmigrante, abanderarlo públicamente y a cambio, recibe el apoyo político.
Según las encuestas publicadas, en estos momentos y posterior al debate, alrededor de un tercio de los republicanos votaría por Trump para ser su candidato; su más cercano perseguidor, Jeb Bush, tiene sólo la mitad de los votos de Trump. Y por ahora parece ser una profecía auto-cumplida: alrededor de la mitad de los republicanos percibe que Trump será el candidato republicano.

Como es de esperase, Trump es el candidato republicano peor posicionado. Según datos de Gallup, 65% de latinos tiene una opinión desfavorable de Trump, y sólo el 14% tiene una opinión favorable.

Ciertamente, aunque probable, no es inevitable que Trump sea el candidato republicano. Pero habrá que estar preparados y tomar en su justa medida los dichos y lo que realmente podrá hacer Trump.

Históricamente, los grandes movimientos que han reprimido a ciertos segmentos de la población, como las persecuciones a judíos durante la Alemania Nazi, la discriminación a afroamericanos en los Estados Unidos, o la represión a poblaciones indígenas en países de Latinoamérica no han sucedido sólo por la llegada al poder de un líder lunático, sino que precisamente ese líder con ideas extremas llegó al poder porque existía un segmento de la población que pensaba igual que ese líder.

Ciertamente Trump no es Hitler, pero es porque la población de los Estados Unidos no es la de Alemania Nazi. La candidatura y los planes de Trump llegarán tan lejos como los votantes decidan.

Trump: algunos datos duros

Neoyorquino por nacimiento, Trump inicia su carrera en el negocio de los bienes raíces en el contexto de la depresión económica de los años 70. La leyenda es que el entonces jóven y carismático personaje, se convirtió en el rostro útil de diversos grupos ecónomicos ligados con el drámatico incremento del pretróleo de esos años. Particularmente, magnates árabes y venezolanos. En ese contexto entró a la liga de los multimillonario.

Desde entonces, ha sabido vivir de su nombre y personalidad extrovertida y bastante éxotica. Obligado a declararse en bancarrota cuatro veces, hace pocos años recibió un sueldo de unos 200 millones de la cadena NBC dólares por su entrada al mundo del espectáculo televisivo.
El detonante de su virulencia contra México es un proceso judicial en el caso de otro proyecto de bienes raíces fracasado y que no ha logrado resolver en la maraña del sistema de justicia mexicano.

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