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Una campaña presidencial sui géneris

Por Constanza Soria.

Estamos presenciando en Estados Unidos una campaña presidencial de los nunca antes, de los hechos inéditos, nunca antes los miembros de un partido han propuesto hacer una coalición para detener a su puntero en las votaciones, como sucede en el caso de Donald Trump; tampoco, en la historia del país se había presenciado un debate que se caracterizara por el nivel tan pobre o de plano ausente de propuestas y en el que dominara la vulgaridad como en el más reciente de los republicanos.

Nada puede darse por sentado o interpretarse de acuerdo a códigos y lógica de procesos electorales anteriores.

Por ejemplo, nadie pudo predecir que Hilary Clinton tuviese que entrar en una verdadera carrera por la candidatura de su partido contra Bernie Sanders y si bien por el momento va a la delantera, no ha sido sin preocupaciones y sin tener que redoblar esfuerzos para lograr la ventaja que tiene hasta el momento.

Y quién hubiera podido predecir que Donald Trump, el showman, el hombre de negocios que se adueña de los escenarios con su personalidad estridente, quien era considerado hasta hace poco como un payaso con dinero, pudiera vencer en la preferencia del electorado a uno de los favoritos de la rancia aristocracia republicana como Jeb Bush ex gobernador de Florida, hijo y hermano de presidentes, al grado de orillarlo a renunciar en sus aspiraciones presidenciales.

Tampoco nadie hubiera pensado que después de las elecciones primarias en varios estados y del llamado Supermartes, el magnate neoyorkino se perfilaría como el favorito para obtener la candidatura republicana, unificando a todo el partido en una cruzada por sacarlo de la competencia, lo que dispara una y otra vez la pregunta entre las huestes del GOP, ¿estarán aún a tiempo para poder exhibir las fallas de Trump y demostrar a los simpatizantes de ese partido que no está listo para convertirse en el líder de la nación sin llevarla al caos y a verse envuelta en serios conflictos internacionales?

Cuando Donald Trump inició su campaña en el verano pasado y comenzó a ganar simpatizantes con sus ataques a los inmigrantes, sus promesas irreales y su estilo estridente que irrita a la clase política y a la prensa –David Gregory quien fuera por seis años conductor del programa Meet the Press lo ha calificado de vulgar, de no tener sustancia en sus argumentos y de insultar a sus oponentes en los debates—, los republicanos decidieron que dejarían hablar al electorado.

Después del Supermartes en que los números muestran claramente la ventaja que Trump tiene sobre Ted Cruz y Marco Rubio, la palabra que circula al interior de GOP es desesperación.

El establishment republicano ve a Donald Trump como el candidato incómodo, que se ha fortalecido exacerbando los sentimientos más primitivos de los estadounidenses, capitalizando el descontento de quienes no han podido triunfar, no encuentran un trabajo que les satisfaga, están sumamente endeudados, no tienen información y es fácil venderles la idea del chivo expiatorio a sus desventuras que son los inmigrantes.

Justamente como un acto de desesperación del establishment republicano para frenar el avance del empresario neoyorkino se leyó la aparición de Mitt Romney ex candidato presidencial , quien convocó a los republicanos a pensar dos veces al decidir a qué persona desean elegir como comandante en jefe, “si tomamos decisiones imprudentes –afirmó Romney- el horizonte brillante podría no materializarse. Y permítanme decirlo muy claramente. Si los republicanos optan por Donald Trump como nuestro candidato, las perspectivas de un futuro próspero y seguro están muy disminuidas.”

“En primer lugar en la economía –puntualizó Romney- si los planes de Donald Trump fueran implementados alguna vez, el país se hundiría en una recesión prolongada”.

“Su plan de impuestos … podría disparar el déficit y la deuda nacional. Así que a pesar de que Donald Trump ha ofrecido muy pocos planes económicos específicos, lo poco que ha dicho es suficiente para saber que iba a ser muy malo para los trabajadores estadounidenses y para las familias estadounidenses.”

El ex candidato presidencial republicano enfatizó en que el electorado no debe dejarse llevar por la imagen de hombre de negocios triunfador que Trump proyecta, y agregó: “miren sus bancarrotas, han aplastado las pequeñas empresas y los hombres y mujeres que trabajan para ellas . Él heredó su negocio, él no lo creó . Y qué pasó con Trump Airlines? ¿Qué hay de la Universidad Trump ? Y luego está Trump Trump Magazine …No es un genio en los negocios”.

Horas más tarde Trump respondería muy a su estilo, tratando de descalificar con insultos, pero sin dar una sola razón por la que él considera que la posición del establishment republicano con respecto a su persona es equivocada.

En una carta abierta, algunos republicanos prominentes denunciaron la corta visión que el magnate de bienes raíces tiene acerca de política internacional, afirman en el documento que “su visión de la influencia americana y el poder en el mundo es tremendamente incoherente y carente de principios. Va desde el aislamiento a la aventura militar en el espacio de una sola frase”.

De la misma manera puntualizan su crítica hacia Trump en sus ideas acerca de la forma en que pretende conducir la economía y el comercio internacional, los temas de migración, la forma en que pone a los musulmanes en una sola cajita y los juzga por igual, de su justificación de la tortura y su admiración por el presidente ruso Vladimir Putin.

Entre los firmantes, que van desde los republicanos moderados hasta neoconservadores, hay figuras como Michael Chertoff, quien fuera Secretario de Seguridad Nacional; Robert Gates quien fungiera como Secretario de Defensa y otras personalidades con amplia experiencia en el campo de la política internacional estadounidense.

Ante este escenario se le ha preguntado a Trump si en caso de no tener el apoyo republicano optaría por una candidatura independiente, la respueta es no, y no ve la necesidad de ello, él ha llevado –desde su personal punto de vista— más simpatizantes a las filas del GOP, y va a la cabeza en las votaciones.

Nuevamente, todo parece indicar que Trump será el candidato de los republicanos, quienes han decidido actuar para lograr una opción más acorde con el perfil que desean de la persona que será su abanderado en las próximas elecciones, puede parecer que es demasiado tarde, pero no hay que olvidar que esto es sólo el inicio del proceso.

Lo que sí es cierto es que la presencia de Trump en el seno del partido republicano esta causando estragos, hicieron un pésimo cálculo de la actuación del magnate de bienes raíces, si pensaban que era comparsa se equivocaron, los resultados son evidentes, los analistas políticos coinciden en que el GOP se está desmoronando, mientras que el Partido Demócrata se está alineando para fortalecerse.

Dado el caso, en los próximos meses estaremos presenciando la redefinición del Partido Republicano, que tiene que repensarse después de la llegada de Trump, en una tarea de corto plazo porque tienen encima ya las elecciones, aunque algunos analistas consideran que los miembros del GOP siempre estuvieron felices de tener el voto del electorado que en su fuero interno albergaba la intolerancia, el racismo, el sexismo y que no lo expresaban abiertamente por el temor a lo políticamente incorrecto, y es ese sector con el que Trump conecta sin problema.

Por su parte Hillary Clinton se ha convertido, naturalmente, en la opción para los inmigrantes, y no sólo los latinos, en varios estados se veía a personas de origen paquistaní, iraní, asiáticos y desde luego de los países del sur del Río Bravo, lanzarse a votar por ella, quién habla de practicar una política migratoria de integración; a diferencia de las posturas de Trump y su obsesión por encerrar a su país bardeándolo, o Ted Cruz o Marco Rubio, quienes proponen cerrar completamente la frontera e incluso hablan de expulsar a quienes no tienen permiso de permanecer en Estados Unidos.

Después de la votaciones del Supermartes la ex Secretaria de Estado va a la cabeza en la preferencia de los simpatizantes por el Partido Demócrata, pero no ha sido fácil lograr esa ventaja, el golpeteo de Bernie Sanders acerca del apoyo económico que Hillary ha tenido por parte de Wall Street y de los grandes capitales, insinuando que estaría obligada a proteger a esos grupos al llegar a la presidencia de los Estados Unidos, en retribución al apoyo económico que le han brindado, han surtido efecto.

Por otro lado, Bernie Sanders tiene el apoyo de los jóvenes, quienes se entusiasman con lo que el candidato llama sus ideas socialistas, su base la encuentra sobre todo en los estudiantes de educación superior quienes muy pronto terminarán la Universidad y temen enfrentarse a la disyuntiva de sus hermanos mayores, algunos de los cuáles no han podido independizarse por falta de recursos económicos, ya sea por falta de empleo, o ahogados en las deudas de miles de dólares que contrajeron con las escuelas en las que estudiaron, que son implacables en los cobros y no los dejan despegar económicamente.

Ellos ven en Sanders una opción de cambio, inspirados en su convicción de recaudar fondos para su campaña directamente de donaciones del electorado que lo favorece, pretendiendo que de esa manera no tendrá candados ni compromisos que le aten las manos para gobernar con total soberanía de ser elegido candidato y ganar la presidencia de Estados Unidos.

Hillary tiene el apoyo de la base de la población afroamericana que estuvo en su momento con Barack Obama para que ganara la presidencia, ese voto le ha dado una ventaja que debe mantener en los próximos meses para fortalecerse y obtener la candidatura de su partido para las elecciones de noviembre, además de buscar el apoyo de otras minorías.

Ha tenido que ganar también el voto de las mujeres, sus seguidoras afirman que navega un nuevo feminismo, y le reconocen no buscar el voto femenino por ser mujer, sino que tiene propuestas muy concretas acerca de cómo mejorar la situación de ellas porque ha experimentado en carne propia el ser profesionista y madre y tener que hacerse cargo del cuidado de su hija y tener una carrera propia exitosa en sus primeros años de vida profesional.

Sin embargo algunas jóvenes seguidoras de Bernie Sanders consideran que no es indispensable elegir a una mujer como residente de la Casa Blanca para que mejoren sus condiciones generales de vida, trabajo, salud, educación; ponen más énfasis en temas como equidad en el salario que reciben por el desempeño de un trabajo, que sea la misma cantidad que le pagan a los hombres y apoyo en el cuidado de los hijos, guarderías y servicios médicos de calidad para éstos, que en el hecho de que una mujer sea presidente.

Algunos expertos consideran que la crisis en el Partido Republicano y la eventual nominación de Trump como su candidato a la presidencia podría ser lo mejor que le podría suceder a Hillary, pero nuevamente, en el escenario de los nunca antes, no puede afirmarse con certeza que eso sucederá. Las huestes del GOP quieren fuera a Trump, no lo consideran calificado para ser ni candidato ni presidente, pero ¿qué va a suceder con el electorado que lo apoya? ¿cómo va a conciliar el partido con esos votos de apoyo que siguen siendo para los republicanos, aunque se hayan emitido para el candidato incómodo?

Mientras tanto las organizaciones de inmigrantes latinos tratan de movilizar a la comunidad para que quienes pueden votar ejerzan su derecho y dejen escuchar su voz en una elección en la que lo políticamente correcto no es indispensable, y en la que el candidato republicano que tiene mayor ventaja en las elecciones primarias se caracteriza por una postura antiinmigrante recalcitrante, y en un escenario en el que aún los expertos tienen dificultad para leer los signos y hacer alguna predicción, lo único cierto es que los pocos beneficios para los inmigrantes indocumentados que se lograron con la administración Obama se vendrían por tierra.

No obstante que los esfuerzos desesperados del establishment republicano lograran hacer que Donald Trump no obtuviera la candidatura –lo cuál se vislumbra realmente muy complicado–, puede decirse que el daño ya está hecho.

Trump esta enrareciendo el ambiente de la vida cotidiana con su actitud antiinmigrante, sobre todo antimexicana, porque el precandidato republicano habla de indocumentados como si sólo fueran latinos y sobre todo mexicanos, sin tomar en cuenta que hay un enorme porcentaje de asiáticos que están en el país sin permiso, así como rusos y personas del Medio Este que tampoco tienen sus documentos en regla, pero por no responder al perfil tradicional del inmigrante indocumentado, nadie molesta, trabajan sin problema y se hacen pasar por ciudadanos. Puede decirse que ha despertado los sentimientos más primitivos de un enorme sector de la población con menos nivel de educación y de ingreso, para quienes basta la explicación simple y falsa de que todos sus males se lo deben a las personas que vienen de fuera a quitarles el empleo y pretenden arrogarse el derecho a tratar a quienes ven como inmigrantes con una impaciencia grosera que cada vez prolifera más.

Y qué decir de la generación de Millennials latinos, los jóvenes que no han encontrado su lugar en la sociedad estadounidense y que siguen luchando por integrarse, las encuestas dicen que apoyarían a Bernie Sanders si votaran, pero que están tan desilusionados de que su situación migratoria no se soluciona, ni con demócratas y menos con republicanos, que prefieren no votar.

Hillary esta consciente de ello y esta trabajando para hacer llegar sus mensaje a esos jóvenes y hacerlos parte importante de la base del Partido Demócrata, sabe que necesita su apoyo para ganar las elecciones de noviembre, con quien sea que los republicanos designen como su candidato.

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