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Narcotráfico y Poder Político, Próximos Estrenos

Cèsar Romero

Tesis:

  • En caso de que sea correcta la añeja versión según la cual,además de ser el principal operador del narcotráfico en región del Pacífico mexicano, Ismael El Mayo Zambada se ha desempeñado como el gran enlace del Cartel de Sinaloa con las redes de protección oficial que le ha permitido mantenerse como la principal organización criminal del país, la caída de El Mayo Zambada podría ser la noticia político-criminal más importante de, al menos, las última 4 décadas.
  • El estado actual de la relación entre los gobiernos de México y Estados Unidos –una de las de mayor debilidad mexicana desde 1846–, amplia las posibilidades de que los aparatos de poder estadounidenses –agencias, tribunales, medios, etc.– utilicen la probable apertura de la caja de Pandora para consolidar sus influencias en nuestro país.
  • Sea “secuestro”, “traición” o “entrega pactada”,el caso marca un quiebre histórico en el tema. Aunque no hubiera comenzado en México, el operativo sucedió a espaldas del gobierno mexicano. Y el valor de El Mayo no se medirá en toneladas de droga, sino en conocimiento.

Contexto:

  1. Luego de más de medio siglo de declarada la Drugs War, resulta más o menos evidente que las agendas político-ideológicas ha sido más relevantes que cualquier preocupación sobre salud pública. El bienestar de los consumidores de “sustancias ilegales” casi nunca ha sido prioritario. A pesar de que el mayor costo en sangre derramada y descomposición social lo han pagado los países y grupos sociales más desprotegidos, en la vida real las principales batallas de la guerra contra las drogas han ocurrido Inside The Beltway (el periférico que rodea Washington D.C.). En concreto, las pocas millas que separan Pentagon City(sede de la DEA), Langley (sede de la CIA), la Casa Blanca y el Capitolio.
  2. Resulta claro, también, el constante uso del tema del narcotráfico como un ariete intervencionista de Estados Unidos en el resto del continente. Con el mismo pragmatismo extremo que los llevó a usar a los carteles sudamericanos y/o mexicanos en su cruzada anti-comunista, han traicionado viejos aliados (Panamá, Colombia) para –siempre con la excusa de la defensa de su “seguridad nacional”– tirar presidentes, manipular políticos, comprar policías e incluso, traficar armas y droga.
  3. Como industria, en México el narcotráfico nace y se expande siempre en función al gran mercado estadounidense. Reconociendo la condición autoritaria y vertical del sistema político mexicano, los carteles tradicionalmente actuaban bajo, digámoslo así, el tutelaje de las propias autoridades. Casi siempre originarios de Silnaloa, los capos mexicanos concentraron el perfil de su negocio en la producción y distribución de marihuana y heroína y, en décadas recientes, de distribución de cocaína, fabricación y venta de metanfetaminas y fentanilo. La mayor parte del tiempo, sin participar en otras actividades criminales y sin entrar en disputa con las mafias tradicionales estadounidenses, las cuales solían controlar la venta de sus productos al menudeo, el cual representa, y por mucho, la actividad que más ganancias genera.

Pero, evidentemente ese viejo orden cambió. Difícil ponerle fecha exacta, pero hay claras señales con boom de la cocaína de los 80´s, y en particular desde el remplazo de Miguel Ángel Félix Gallardo por personajes como El Mayo (y El Azul), la estructura misma de la relación entre narcos, policías, “vecinos” y políticos comenzó a ser diferente.

Hipótesis:

Pronto veremos un importante crecimiento de la narrativa antimexicana, la cual será fácilmente construida a partir de los testimonios de los personajes que ya están en poder de los Estados Unidos. La burda utilización que hace Mr. Trump de México como su principal punching bag electoral, el profundo desgaste de la relación del morenato con la DEA y la eterna utilización del aparato de justicia estadounidense para construir sus narrativas más poderosas, hacia allá apuntan.

Si así le resulta conveniente a los intereses estratégicos de los grupos de poder de Estados Unidos ahora resultará más sencillo asociar a las distintas camarillas de políticos mexicanos –de prácticamente todos los colores–, con los respectivos carteles criminales.

El cast de nuevos villanos –incluido el general Cienfuegos, el comandante García Luna y Los Chapos–, está listo para entrar a escena.

Seguramente pronto llegarán las  nuevas narco-series, tipo “el cartel de los Salinas”, “De la Madrid y sus generales”, “El comandante de Calderón”, “Los tres angelitos de Palacio”  y así… Y en una de esas,  hasta el propio Chapo Guzmán conseguirá producir su propia película.

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