El historiador Lorenzo Meyer Cossío, entrevistado en el espacio informativo Primer Movimiento de Radio UNAM, habló sobre la matanza de El Paso, Texas. Observó que en Estados Unidos ya se han producido este tipo de reacciones violentas con un trasfondo discriminatorio.
Mencionó que el nacionalismo blanco se encuentra presente en varias sociedades donde las personas catalogadas como blancas son mayoría, pero se han visto reducidas. Ante esta dicha reducción hay una reacción de miedo y de violencia.
El investigador del Colegio de México aseveró que este discurso de odio es apoyado por el presidente Donald Trump. Es parte de un nacionalismo blanco que no defiende o no pretende defender a la nación norteamericana, sino a la nación blanca que es una parte de Estados Unidos.
“En ese sentido, el presidente Trump se pone al frente abiertamente de una parte de Estados Unidos, pero deja afuera a la otra, la no blanca, ya sea que esté ahí de manera legal, residentes con sus papeles o ya nacionalizados norteamericanos o que ya nacieron en Estados Unidos y de padres extranjeros”.
Meyer Cossío señaló que a Trump no le importa la tragedia de El Paso, pero sí le importa que ese hecho sangriento incida en su reelección.
“La reacción de Trump ante el hecho fue desencajada porque puede significar un obstáculo que no esperaba en su camino a la reelección, sus palabras ahora no corresponden para nada con las del pasado inmediato o más tiempo atrás y con los hechos”.
El historiador mencionó que El Paso es una ciudad, que según las últimas estadísticas del año pasado, el 87 por ciento de su población es de origen hispano y de éstos el 80 por ciento son de origen mexicano. Los “blancos” representan el 14 por ciento, esto es un símbolo de hacia dónde se dirige Estados Unidos.
Acotó que “nuestro nacionalismo se expresa como defensa a esa invasión que fue la pérdida de la mitad del territorio, la pérdida de la guerra, etcétera; pero ahora resulta que los que ganaron esas invasiones violentas se sienten agredidos por nosotros, por esta invasión silenciosa y aquí tenemos dos nacionalismos en choque, ambos se consideran defensivos. Es evidente que nuestro nacionalismo no pretende agredir a nadie, pretende defenderse, simplemente defenderse, pero el otro, el de la gran potencia también se pone ahora como víctima”.
Finalmente, Meyer Cossío refirió que el discurso de odio puede tener algunos efectos legales, pero el terrorismo es mucho más “porque entonces se puede ir directamente a la fuente de las armas que usan los terroristas que es lo que no ha querido hacer el gobierno norteamericano”.