La UNAM te muestra la ciencia detrás de la saga
Marty McFly viajó por primera vez en el tiempo el 26 de octubre de 1985. La hazaña la realizó a través de un carro deportivo llamado DeLorean. El “Doc” (como él lo llamaba) creó esta máquina del tiempo. Hoy, a 35 años de su estreno, nos seguimos preguntando: ¿viajar en el tiempo es científicamente posible?
Saúl Ramos, investigador del Instituto de Física de la UNAM, explicó la ciencia detrás de esta famosa saga, en donde existen diversos elementos científicos que son reales, al menos en la teoría.
Universos paralelos
Primero tenemos la paradoja del abuelo. Marty viaja al pasado y evita que sus papás se enamoren y así pone en riesgo su propia existencia. “En la teoría física alguien podría viajar al pasado y hacerle algo a su abuelo que impida que conozca a su abuela. Eso impediría instantáneamente que quien viaja en el tiempo nazca. Pero si no nace, ¿cómo podría evitar que se conozcan su abuelo y su abuela? No es posible resolver este problema si se considera un solo Universo”.
Si existieran otros universos simultáneos o paralelos, como se les llama, uno podría resolver esta paradoja, indicó Saúl Ramos. La persona, al viajar al pasado e impedir que se conozcan sus abuelos, afectaría una realidad alternativa, no la suya.
Es decir, alguien que viaje al pasado podría viajar a un universo casi idéntico al nuestro, el cual podría modificar sin pudor ni consecuencias el suyo mismo. Aunque esto no es lo que ocurre en la película, pues cada vez que Marty McFly modifica el pasado hay consecuencias. “El escenario de Volver al Futuro no puede explicarse científicamente”.
Aunque los universos paralelos parecen fantasía, en la física son posibles. De hecho, hay tres escenarios teóricos: la mecánica cuántica, la cosmología inflacionaria y la teoría de cuerdas.
La mecánica cuántica nos indica que una partícula puede estar simultáneamente en todas partes con distintas probabilidades. Uno podría interpretar esa expresión de una forma alternativa: hay un número infinito de universos idénticos y en cada uno una partícula idéntica se encuentra en distintos lugares. Erwin Schrödinger mencionó, por primera vez, esta posibilidad en 1952: su gato está vivo en un universo y muerto en otro. Quien la analizó seriamente desde 1957 es Hugh Everett.
En la cosmología inflacionaria existen razones para pensar que no todos los puntos en el universo temprano comenzaron a expandirse de la misma forma.
De hecho, pudo haber ocurrido que distintos puntos del universo temprano hayan dado origen a burbujas con cualidades diferentes, de tal forma que nosotros podríamos vivir en una de esas burbujas, pero habría otras que incluso podrían parecerse a nuestro pasado. “En este escenario, Marty McFly habría podido viajar a esas otras burbujas en el DeLorean”.
El último es la Teoría de Cuerdas, que se distingue de nuestro Universo porque se requieren más de tres números para determinar la posición de cada cosa. En cambio, en nuestro planeta basta con detectar la longitud, latitud y altitud para localizarnos, y basta usar tres números para localizar por ejemplo una estrella.
En la Teoría de Cuerdas se requieren de nueve coordenadas diferentes. Hay un número gigantesco de posibilidades matemáticamente consistentes de deshacerse de seis de esas coordenadas y todas ellas conducen a universos posibles que podrían existir simultáneamente.
El tiempo y la termodinámica
El tiempo es una de las grandes preguntas filosóficas y también recurrente en la física. “En física usamos el tiempo como simplemente una cantidad que nos permite determinar la evolución de un sistema físico”.
Para aclararlo, dijo el académico universitario, pensemos en una pelota que cae desde el techo de un edificio. El tiempo sería una forma de determinar el valor en cantidad que la pelota recorre en cada piso del edificio en su caída.
Pero, en ese escenario, no hay nada que indique por qué ese número que llamamos tiempo siempre aumenta ¿Por qué no disminuye de repente? O sea, ¿por qué no viajamos al pasado de pronto?
La razón parece estar oculta en la termodinámica, donde hay una cantidad llamada entropía, que cuenta las distintas formas en las que podrían acomodarse todas las partículas que componen un cuerpo.
A veces también se describe como el grado de desorden de un sistema. El desorden siempre aumenta. Por ejemplo, “cuando derramamos un vaso de agua, el agua no regresa de forma natural al vaso, sino que se esparce más”. Quizá esa es la razón por la que el tiempo siempre sigue la misma dirección.
¿Se puede usar un rayo o plutonio para viajar en el tiempo?
A pesar de que existen varias investigaciones que buscan viajar en el tiempo, en todos los casos se recurre a formas geométricas del universo bastante raras, donde además se usan formas de energía exótica que no tienen nada que ver con la energía que conocemos, producimos o usamos todos los días.
Sin importar si lograremos producir muchísima energía rápidamente, como en Volver al Futuro, sería imposible crear las estructuras espaciales que nos permitirían viajar en el tiempo.
“Lo que sí podría ocurrir es que si generáramos mucha más energía de la que usan Marty y el Doc y la acumuláramos en algún lugar del Universo, podríamos generar distorsiones espacio-temporales, cuyos efectos no son claros, pero podrían incluir, por ejemplo la creación de agujeros negros”.
En cuanto al plutonio, el académico dijo que no es tan inseguro trabajar con este tipo de materiales como muchos piensan. “Por supuesto, sin protección adecuada puede conducir a daños celulares que conducen a cáncer”.
De hecho, en Francia se usa muchísimo para la generación eléctrica. Algunos reactores franceses emplean una combinación de Uranio y Plutonio. Su decaimiento radioactivo calienta agua, cuyo vapor mueve turbinas y conduce a la generación de energía eléctrica.
Finalmente, el académico universitario enfatizó que todavía estamos muy lejos para lograr viajar en el tiempo.