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Iglesia Católica: manifestaciones de repudio y no de júbilo

Colm O'Gorman, sobreviviente de abusos sexuales, es fundador del grupo One in Four, que ayuda a otras víctimas, dijo que "no podemos y no permitiremos que esta visita simplemente desaparezca a los que han sufrido". Este evento será un momento para afirmar y respetar la dignidad de aquellos que han sido abusados, y solidarizarse con ellos. Para marcar el final de Irlanda que permitió que esto sucediera ".

Los miembros de la Iglesia Católica están acostumbrados a que a cualquier país al que va el Papa, la gente se congrega para vitorearlo y tener la oportunidad de recibir una bendición aunque sea colectiva, las multitudes se congregan ávidas de que al menos el pontífice les regale casualmente una mirada y les toque de pasadita un pedacito de esa bendición que envía en su trayecto de un lugar a otro, a la enorme a la masa de fieles que se sienten afortunados de que visite su suelo.

Sin embargo y como resultado de los escándalos,  resultado de los abusos sexuales en los que se han visto involucrados curas pederastas y miembros de su alta jerarquía en las útimas decadas, tendrán que acostumbrarse a las manifestaciones de repudio que han comenzado a llevarse a cabo durante las visitas de su máximo dirigente. Así lo demostró la reciente manifestación en Irlanda, en donde las multitudes se reunieron para llevar a cabo una protesta por la presencia de los representantes de la Iglesia Católica.

Por razones de seguridad la no se reveló en donde se hospedaría el Papa Francisco durante su visita a Irlanda, sólo se informó  que el sumo Pontifice asistiría al festival de la Reunión Mundial de Familias.

 

Dicho evento fue creado en 1994 por el Papa Juan Pablo II, y se prevee que el pontífice celebre generalmente una Misa en el evento. Sin ser una visita de Estado, una visita oficial, numerosos miembros de la Iglesia Católica esperan que pueda ayudar a sanar algunas de las heridas causadas en Irlanda por los innumerables escándalos de abusos sexuales que se perpetraron durante décadas y que han salido a la luz en los últimos años.

 

Un “evento de solidaridad” para aquellos heridos o maltratados por ministros de la Iglesia Católica se organizó para llevarse a cabo en el Jardín de la Memoria de Dublín, esta manifestación se programó para que coincidiera con la misa papal en el Parque Phoenix.

Colm O’Gorman, sobreviviente de abusos sexuales, es fundador del grupo One in Four, que ayuda a otras víctimas, dijo que “no podemos y no permitiremos que esta visita simplemente desaparezca a los que han sufrido”. Este evento será un momento para afirmar y respetar la dignidad de aquellos que han sido abusados, y solidarizarse con ellos. Para marcar el final de Irlanda que permitió que esto sucediera “.

 

Carta histórica que reconoce los ataques y el olvido de las víctimas

 

“Con vergüenza y arrepentimiento, reconocemos como comunidad eclesial que no estábamos donde deberíamos haber estado, que no actuamos de manera oportuna, dándonos cuenta de la magnitud y la gravedad del daño infligido a tantas vidas”, escribió el Papa Francisco en su carta abierta a los millones de fieles que su institución tiene en todo el mundo . “No mostramos ningún cuidado por los pequeños, los abandonamos”.

 

La carta abierta no dejó de causar sorpresa tanto entre los miembros de la Iglesia Católica como entre sus fieles y público en general, dada la tendencia de esta institución por esconder este tipo de hechos a los que calificaba como pecados y que hoy abiertamente los reconoce como delitos, y se habla incluso de medidas que deban tomar las autoridades para castigar el daño infligido a las miles de víctimas.

 

El mensaje del Papa es contundente”si un miembro sufre, todos sufren juntos” y llama a su Iglesia para que en vez de tratar de seguir ocultando una realidad atroz, enfrente lo que ha sucedido de una “manera integral y comunitaria”.

 

“Si, en el pasado, la respuesta fue de omisión, hoy queremos que la solidaridad, en el sentido más profundo y desafiante, se convierta en nuestra forma de forjar la historia presente y futura. Es esencial que nosotros, como Iglesia, podamos reconocer y condenar, con pena y vergüenza, las atrocidades perpetradas por personas consagradas, clérigos y todos aquellos a quienes se les confió la misión de vigilar y cuidar a los más vulnerables. Pedimos perdón por nuestros propios pecados y los de los demás “.

 

“Con el correr del tiempo hemos conocido el dolor muchas y las víctimas y constatamos que las heridas recibidas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte”,  afirma el Papa en su texto, dado a conocer en respuesta a un informe del gran jurado en el estado de Pensilvania en el que se hace explícito que “si bien la mayoría de los casos pertenecen al pasado, los abusos fueron ignorados durante mucho tiempo, se mantuvieron en silencio o se silenciaron”.

 

Informe del gran jurado en Pensilvania es resultado de la mayor investigación sobre delitos cometidos por clérigos de la Iglesia Católica estadounidense, durante la cual se comprobó que 301 un sacerdotes de ese estado abusaron sexualmente de menores en los últimos 70 años.

 

Por primera vez en la historia de la Iglesia Católica un sumo Pontífice reconoce públicamente que su institución no ha considerado a las víctimas. Esta es la primera ocasión en que el Papa se dirige a los mil doscientos millones de  fieles que tiene en todo el mundo y no solamente a los obispos y alta jerarquía del Vaticano.

 

En junio pasado el papa Francisco recibió la carta de renuncia del

Cardenal Theodore McCarrick, Arzobispo emérito de Washington en la que éste expresa su voluntad te dejar de pertenecer al Colegio Cardenalicio.

 

El papa acepto la renuncia y ordenó la inmediata suspensión de Theodore McCarrick de cualquier ejercicio relacionado con su ministerio, y le impone la obligación de permanecer de por vida en una casa que le sería indicada posteriormente, para dedicarse a una vida de rezo y penitencia, mientras que las acusaciones en su contra sean examinadas por un Consejo canónico y tenga que presentarse ante una corte eclesiástica.

 

En las semanas anteriores según un informe en The New York Times, McCarrick fue acusado de haber abusado sexualmente de un adolescente hace 50 años y hay multiples denuncias adicionales deabuso sexual y acoso durante varias décadas. Entre las víctimas están tres adultos que eran jóvenes sacerdotes o seminaristas cuando aseguran haber sido atacados por McCarrick.

 

Según dicho informe, un hombre de Virginia, ahora en sus 60 años, presentó un informe policial la semana pasada en el que deja claro que desde los 11 años fue abusado sexualmente y agredido en serie por McCarrick. Esta víctima afirma que el abuso continuó durante casi dos décadas.

 

Sin embargo, en la escaramuza de acusaciones ni el mismo Papa Francisco parece escapar a tener que aceptar parte de la culpa, por omisión, a las agresiones cometidas por los curas y altos jerarcas de la iglesia bajo su guía.

 

Así lo demuestra la carta del Arzobispo Carlo Maria Viganò, quien asevera que el Papa Francisco sabía de las acusaciones a Theodore McCarrick, y que no sólo hizo caso omiso de éstas sino que incluso le levantó sanciones que le había impuesto su antecesor el Papa Benedicto

XVI .

 

El Arzobispo Viganò asevera en su testimonio, que en su llegada Washington D.C., él personalmente le repitió la sanción a McCarrick. “El cardenal, murmurando de una manera apenas comprensible, admitió que quizás había cometido el error de dormir en la misma cama con algunos seminaristas en su casa de playa, pero dijo esto como si no tuviera importancia”.

 

En su carta que inmediatamente fue reproducida por la prensa, Viganò describió su sorpresa de cómo, a pesar de las acusaciones en su contra, McCarrick fue nombrado arzobispo de Washington D.C. en el año 2000 y cómo sus delitos fueron encubiertos. En su declaración escrita implica a los cardenales Angelo Sodano, Tarcisio Bertone y Pietro Parolin e insiste en que varios otros cardenales y obispos estaban muy al tanto, incluso el cardenal Donald Wuerl, quien fue nombrado sucesor de McCarrick como arzobispo de Washington D.C.

 

 

“Él Papa Francisco sabía por lo menos el 23 de junio de 2013 que McCarrick era un depredador en serie”, afirmó el arzobispo Viganò, pero aunque “sabía que era un hombre corrupto, cubrió hasta el final”.

“Fue solo cuando se vio obligado por el informe del abuso de un menor, otra vez sobre la base de la atención de los medios, que tomó medidas para salvar su imagen en los medios”, escribió Viganò, y aseveró que según sus ideas y sus principios, el Papa Francisco “está abdicando del mandato que Cristo le dio a Pedro para confirmar a los hermanos” y lo instó a “reconocer sus errores” y a “dar un buen ejemplo a los cardenales y obispos que cubrieron los abusos de McCarrick, y renunciar junto con todos ellos “.

 

Al ser entrevistado por diversos medios el 25 de agosto pasado, Viganò dejó claro que su principal motivación para escribir su testimonio es “detener el sufrimiento de las víctimas, prevenir nuevas víctimas y proteger a la Iglesia: solo la verdad puede hacerla libre”. El Papa no hizo comentario al texto de Viganò.

Mientras las cartas con distintas intenciones salen a la luz lo único que es claro es que la Iglesia Católica sigue perdiendo fieles, desilusionados por la conducta de los curas y hasta de los representantes de más rango dentro de su jerarquía, aunque otros católicos no pierden su fé en Dios, haciendo la pertinente diferencia  de que una cosa es Dios y otra la iglesia.

 

 

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