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Personas no binarias enfrentan al sistema y fomentan creatividad

Michel Olguín Lacunza

Las personas “no binarias”, “género fluido” o Queer”, entre otros, nos ofrecen la posibilidad de plantear desde otra perspectiva la educación, la crianza, los vínculos entre las personas con menor rigidez y mayor posibilidad de creatividad, señaló Tania Rocha Sánchez, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM.
Sin embargo, dada la cosmovisión hegemónicaen torno a la sexualidad, suelen causar controversia e incomprensión porque es difícil para la sociedad reconocer una identidad de género fuera de “hombre o mujer” y utilizar un lenguaje que sea incluyente a estas posibilidades identitarias no binarias, añadió la especialista en diversidad sexual.
De hecho, las personas no binarias enfrentan un sistema que por siglos ha organizado a las sociedades humanas, y al igual que las personas trans, cuestionan un referente biológico que durante siglos había sido “incuestionable”.
Lograr un cambio es difícil, sobre todo para las personas de generaciones anteriores que no están familiarizadas ni con una cosmovisión más fluida del género y la sexualidad, ni tampoco con la relevancia que tiene el respeto y pleno ejercicio de los derechos humanos. Sin embargo, todas las personas estamos convocadas a trabajar por un mundo más incluyente e igualitario.
Reconocer su identidad
La identidad es un conjunto de características propias que distinguen a una persona de otras. Por ejemplo, puede ser en términos de una nacionalidad o una institución a la que pertenece, pero una muy importante es “cómo nos pensamos y nos ubicamos” en torno a las categorías tradicionales de ser hombre o mujer, aunque hoy se sabe que éstas son insuficientes.
En la actualidad existen personas que no encajan en esas categorías tan rígidas (Hombre y mujer, masculino y femenino) o tienen una combinación de éstas, añadió la académica universitaria.
De hecho, entender la sexualidad de una persona requiere no sólo diferenciar la condición sexual, sus características corpóreas y fisiológicas que poseen al nacer, sino también la diversidad que existe en la posibilidad de expresar esas identidades a partir de expresión de género. Es decir, “qué preferencias en cuanto a selección de colores y objetos va a usar para presentarse así mismo, así misma o así misme”.
Entonces cuando se habla de personas no binarias, se trata específicamente de la identidad de género y la expresión de género, es decir, que por principio se plantea una percepción intrínseca.
“La identidad recupera una parte muy personal, ligada a nuestras historias, a la comprensión de lo que se encuentra alrededor y termina de hacernos sentido o no”.
No existe un manual o forma exacta de acotar la identidad del género, donde entra la identidad “no binaria”, “género no fluido” o “Queer”, porque existe una serie de variantes por los contextos culturales, sociales y políticos.
Aunque a veces pareciera que es un capricho, moda o confusión de que “ahora quiero nombrarme de otra forma”, en definitiva, la identidad no puede tomarse como algo que obedece a un ejercicio volitivo, es más complejo e involucra factores subjetivos también.
Cuando no se reconoce la identidad de género de las personas, ni se les nombra a partir de esa identidad vivida, no sólo estamos ejerciendo una violencia, sino que tiene efectos en la persona implicada, en términos de su autoestima y abona en la exclusión, así como en efectos importantes en su salud mental, contribuyendo a la presencia de ansiedad, depresión o incluso el suicidio.
Por eso, es importante que se reconozca el género de las personas no binarias, su existencia y que sean visibles. Se trata de una situación con una connotación política, porque es un acto de renuncia y protesta frente a un sistema que establece como tendrían que ser las personas y sus posibilidades de existencia.
De las generaciones anteriores a las actuales
Tratar de mantener este sistema hegemónico que establece cómo deben ser las personas trae consigo ciertas problemáticas. Por ejemplo, “a veces terminamos diciendo que se aguanten, ¿qué más da si no se les nombran como quieren? Y las personas pueden ir por la vida sobrellevando estas situaciones, pero esto deriva en violencia, violación a los derechos humanos y en desigualdades estructurales”.
Otro caso es la Real Academia Española (RAE), que es una institución colonial y por lo tanto colonizadora. “Cuando vienen todos estos comentarios de qué bárbaros, ya no saben qué hacer, se nos olvida que es una institución patriarcal fundamentalmente creada, pensada y dirigida por varones, y es donde se ponen obstáculos para este tipo de cambios que cuestionan un orden asumido como incuestionable”, enfatizó la investigadora.
Se debe reiterar la importancia del lenguaje, en donde existan otros itinerarios posibles a nivel simbólico y de prácticas sociales. “Lo que no se nombra no existe” y por eso es tan importante para las personas no binarias, los transexuales y en general la comunidad LGBT que se respete su identidad.
De la generación Z, una de cada cuatro personas se asume como no binaria. Conforme se han enfrentado estos cánones hegemónicos, binarios, dicotómicos y sexistas alrededor del sexo, las personas han encontrado la posibilidad de nombrar lo que sienten y dan sentido a esa sensación que por mucho tiempo les había llevado a sentirse que no encajan en el modelo “binarista”.
Durante los últimos años se ha dado una lucha por los derechos humanos y la posibilidad de desentrañar este sistema sexo-género tan rígido, que ha dado lugar a una posibilidad de romper con este sistema sexo-género y crear otros imaginarios posibles, concluyó.

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