Home » Primero fue el muro, luego la militarización

Primero fue el muro, luego la militarización

Ante la sólida negativa del Congreso a destinar varias decenas de miles de millones de dólares para la construcción de un muro tan inútil como lo es hoy la Gran Muralla para detener a los mongoles, el señor Trump lanzó sus ya clásicas bombas de 140 caracteres para, desde twiter, volver a utilizar a México como el villano favorito en su personal narrativa épica.

 

Dentro del universo personal del presidente Donald Trump, a lo largo de las 2,000 millas de la frontera terrestre entre Estados Unidos y México se levantará un “grandioso y enorme muro”, más imponente, incluso, que la Gran Muralla China. Además, la fuerza militar más poderosa de nuestro tiempo será utilizada para detener las “temibles caravanas” de familias de migrantes centroamericanos que sueñan con invadir su país y destruir el sagrado “American way of life”.

De mentira en mentira, de disparate en disparate, el inquilino de la Casa Blanca sigue utilizando las emociones más primitivas de sus seguidores –el miedo y el odio—para intentar justificar la serie de fracasos que lo han convertido en el presidente más impopular y errático de la historia de este gran país.

Con absoluto desprecio por los hechos más básicos Trump sigue empujando hacia el abismo. Dentro de su calva cabeza no importan las cifras oficiales de su propio gobierno en el sentido de que los cruces fronterizos no autorizados a través de la frontera con México son los mínimos en muchas décadas.  Tampoco le importa que la principal fuente de la migración indocumentada no se origina en la frontera, sino a través de la llegada de personas con visa que dejan que sus documentos expiren antes de salir del país. Tampoco importa que, de acuerdo a todas las fuentes y evidencias, desde hace 10 años la tasa migratoria de mexicanos que migran hacia Estados Unidos es negativa; esto es, son más lo que se regresan a México que los que van a buscar trabajo.

Y por supuesto que mucho menos le importa la apabullante evidencia científica sobre el balance económico positivo de la migración y sus enormes contribuciones en todos los campos o las propias raíces de este país, e incluso su propia familia, como una nación creada por inmigrantes.

Desde la bizarra perspectiva del señor del peluquín de diversos colores, la llegada a Tijuana de un centenar de familias que huyen de la violencia y pobreza extremas de América Central para solicitar asilo político ante un juez estadounidense es la demostración clara de ese gran complot de esos imaginarios “bad hombres”, “violadores” y “criminales” contra quienes hace casi dos años lanzó su grito iniciar de guerra.

Con el mismo discurso que los activistas neonazis, las llamadas milicias y diversos grupos de extrema derecha que se han montado a la ola de fastidio ciudadano y frustración social que recorren parte del mundo, el presidente de Estados Unidos sigue utilizando a México como un blanco fácil para sus desplantes.

Ante la sólida negativa del Congreso a destinar varias decenas de miles de millones de dólares para la construcción de un muro tan inútil como lo es hoy la Gran Muralla para detener a los mongoles, el señor Trump lanzó sus ya clásicas bombas de 140 caracteres para, desde twiter, volver a utilizar a México como el villano favorito en su personal narrativa épica.

En ruta a la mayor derrota electoral en mucho tiempo, e incapaz de enfrentarse abiertamente con la economía más grande del mundo –China–, Trump intentó volver a utilizar al debilitado y saliente gobierno mexicano como una distracción más con la que busca utilizar el circo mediático a su favor (quizá su única fortaleza real). Sin embargo, aquí también fracaso.

Una inusualmente clara respuesta Enrique Peña Nieto, presidente mexicano, logró unir a todos los grandes actores políticos y sociales de su país para, en los hechos, obligar a que el envío de “fuerzas militares” a la frontera terminase en una burocrática (aunque muy costosa) presencia de la Guardia Nacional en bases cercanas a la línea fronteriza.

A diferencia de lo que ocurrió durante la invasión armada de 1846-47 en la que aquel imperialismo yanquilogró arrebatar a México la mitad de su territorio sin mayores complicaciones, incluso a diferencia a la ocupación militar del Puerto de Veracruz en 1914, cuando México vivía profundas e híper violentas convulsiones sociales y política de la Revolución Mexicana, en esta ocasión no hay en México quien aplauda la retórica neofascista del presidente Trump.

Antes de desplazar sus misiles twitteros en contra el resto de sus múltiples enemigos, el Showmande la Casa Blanca utilizó sus amenazas de militarizar la frontera como un nuevo recurso de negociación comercial. En la misma lógica que cuando intentó condicionar un acuerdo sobre los Dreamersa una serie de concesiones mexicanas en las mesas de re-negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el caso de las familias hondureñas y salvadoreñas, Trump intentó forzar a que el gobierno mexicano se comprometiera públicamente a impedir, desde su frontera sur, el cruce de migrantes centroamericanos.

Paradojas de la vida, en este caso uno de los pocos críticos al gobierno de México fue el ex canciller Jorge Castañeda, quien bajo la etiqueta de “gobierno soplón” denunció que desde hace años las autoridades de su país comparten las fichas de identificación de los migrantes detenidos por México con sus contrapares de Estados Unidos. Peculiar extravagancia, viniendo del quien, en octubre de 2001, intentó venderle a la Casa Blanca la construcción de un gran perímetro de seguridad de América del Norte, el cual justamente implicaba utilizar la frontera sur mexicana como la primera línea defensiva ante la posible infiltración de esos posibles invasores que hoy el señor Trump ve en el rostro de cualquier persona con pigmentación de la piel más obscura que la suya.

Y aunque hasta ahora una buena parte de las grandes amenazas del presidente de Estados Unidos se han mantenido como brutales exabruptos digitales del empresario y son realidad solamente dentro de su cabeza y en los deseos de sus fans, no parece buena idea olvidarse que algunas de las peores pesadillas de la historia humana comenzaron justamente así, como fantasías y sueños de un obscuro personaje.

 

 

Please follow and like us:
Pin Share
RSS
Follow by Email