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Con la música, puentes en vez de muros

Paquito D´Rivera, uno de los mejores músicos latinoamericanos, en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM
[vc_row][vc_column width=”1/2″][vc_gallery interval=”3″ images=”10357,10358,10359,10360,10361″ img_size=”large”][/vc_column][vc_column width=”1/2″][vc_video link=”https://youtu.be/I86wcjz8vps”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Paquito D´Rivera baila en el escenario y el coro más numeroso, entusiasta y fiel se une a la fiesta de la música.

Cuando un gran músico se adueña del escenario una realidad alterna se abre y de pronto en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM, el Eurocentrismo desaparece. Y así Mozart no nació en Austria, sino en Nueva Orleans, la música clásica da un giro, el jazz impera. Bach, según el contador de historias con Clarinete y Saxofón, en realidad se llama Joao Sebastiao Bach y es brasileño.

Paquito D’Rivera siempre inicia sus conciertos con una amplia sonrisa y con su grito de guerra: llegó la hora de trabajar. Su Clarinete manda, su voz nos recuerda que estamos de fiesta. Le gusta estrenar y grabar sus conciertos en México, porque México es un país de gente buena, pero sobre todo de gente justa.

Del jazz y la improvisación, de Mozart a Manzanero, esos son los saltos del Clarinete y el Saxofón de Paquito. Del Adagio para Quinteto de Jazz y Orquesta volamos a “Esta tarde vi llover”, de Armando Manzanero.

Paquito no se ahorra ningún elogio para el compositor yucateco: “los músicos vivimos de los grandes compositores”. No duda en incluirlo en una lista de gigantes: Chávez, Moncayo y Márquez.

Cuando el público descubre entre los asistentes a Manzanero, le aplaude de pie.

A Paquito no le gusta el orden y toca piezas fuera del programa: un homenaje a Manzanero.

Cuando toca a Piazzolla –un conmovedor Libertango y dos piezas más- recuerda que la crítica siempre es un taladro sobre el creador: “eso no es tango, decían sobre las creaciones de Piazzola”; “lo mismo de Charlie Parker: eso no es Jazz”. Y Paquito D´Rivera rinde tributo al argentino y nos lleva a las calles de Buenos Aires con su Oblivion.

No desaprovecha la oportunidad para recordarnos que la música es una fiesta, que bailaremos en el patio de Trump y que una partitura, tiende puentes, no muros.

Paquito D´Rivera fue acompañado por la Orquesta Esperanza Azteca.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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